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Actualizado: 9 de junio de 2025


Nuestro señor el público lo dirá: a su inapelable fallo me someto gustoso. En las aprobaciones insertas en la edición príncipe de El Diablo Cojuelo elogiaron esta novela fray Diego Niseno, padre basilio, y fray Juan Ponce de León, de la orden de los Mínimos.

El público que se asfixiaba os debe esta fresca ráfaga de aire puro y vos veis cómo os lo ha agradecidoEl Abate Constantín gozó desde su aparición de una boga inmensa, hoy va por la 174ª edición. En el mismo año que apareció, se publicó en la Biblioteca Popular de Buenos Aires, dirigida por el Dr. Miguel Navarro Viola, la traducción que ahora reproducimos.

En gratitud por ese comentario de enmiendas, Sarmiento le dedicó la segunda edición de su obra, y en la «carta-prólogo» de esa edición insiste sobre lo improvisado de su obra y «los muchos lunares que afeaban la primera edición» . Ensayo y revelación para mismo de mis ideas dícele a Alsina , el Facundo adoleció de los defectos de todo fruto de la inspiración del momento, sin el auxilio de documentos a la mano, y ejecutada no bien era concebida, lejos del teatro de los sucesos, y con propósitos de acción inmediata y militante.

No es difícil, pues, encontrar el español de ayer, a poco que se observe el que tenemos delante. Al pensar en la ilustración de esta obra, quise, como he dicho al principio de la edición, que manos de otros artistas vinieran a dar a las escenas y figuras presentadas por la vida, la variedad, el acento y relieve que yo no podía darles.

Hemos dicho tal como se cultiva en Europa, puesto que el género Urtica al que pertenece la especie Utilis, ó sea el ramio, de antiguo es conocido en Filipinas en donde crece y se desarrolla sin que para nada entren los cuidados del hombre; y esa misma Urtica es seguramente la que ya describió en 1837 el sabio botánico Frey Manuel Blanco, en su Flora Filipina con el nombre de Urtica Nivea, de la que dice en la primera edición de su obra «que la corteza preparada se hila y sirve para hacer telas.» Y nada tiene de extraño que la tan renombrada ortiga fuese de tiempo inmemorial conocida en Filipinas, pues que de sus vecinas costas de China procede.

Aunque este escrito mío no fuese improvisado, aunque me diesen años y no horas para escribirle, nada nuevo podría añadir yo de noticias biográficas, bibliográficas y críticas, después de la edición completa de las obras de la Santa, hecha por D. Vicente de la Fuente, con envidiable amor, con afanoso esmero y con saber profundo.

LA biografía, que precede á la nueva edición de sus obras, no ofrece noticias nuevas importantes acerca de la vida de este poeta portugués, pero también de mucha valía en la literatura castellana; y, por consiguiente, trataremos á continuación de sus composiciones dramáticas.

He ahí que la trepa una nueva edición de los ministros de guerra argentinos, de antes de la expedición al Río Negro; oigámosle: «La razón por la cual no ha sido posible batir hasta ahora a Alboumena, es simplemente la falta de caballos.

Tal es la edicion que presentamos y que viene á agregar un volúmen mas á nuestra Biblioteca de Escritores Argentinos, de la cual forma parte integrante, habiendo por consiguiente adoptado el mismo formato y papel de los ya publicados, continuando nuestro propósito. Buenos Aires, Marzo de 1854.

A este público que me admitió la edición primitiva de estos libros, que recibe bien la ilustrada, y que tal vez, andando el tiempo, no ponga mala cara a otra, presentada en forma y condiciones diferentes, debo gratitud eterna. Mientras su favor me dure, yo no he de pecar de ingrato ni de perezoso.

Palabra del Dia

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