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Actualizado: 1 de junio de 2025
Y dos meses estuvo almorzando pechugas de faisán con vinos olorosos, y paseando por el jardín con su capa de armiño y su sombrero de plumas, hasta que un día vino un chambelán de casaca carmesí con botones de topacio, a decirle que la reina lo quería ver, sentada en su trono de oro. Estoy cansada de ser reina, Loppi. Estoy cansada de que todos estos hombres me mientan y me adulen.
Dio un adiós bastante seco a la abuela, nos volvió la espalda a Francisca y a mí y apenas estuvo política con las otras personas que allí estaban. ¡Uf! murmuró Francisca en cuanto se cerró la puerta después de dar salida a la dulce señorita Bonnetable. ¡Qué solterona!
Anoche te lo iba a decir y se me olvidó... Ya lo sabes... Sé que ayer tarde estuvo aquí otra vez y le dieron chocolate con mojicón. Me lo contó mi hermano Juan, que pasaba por la calle cuando él salía, y hablaron». Fortunata estaba pasmada de aquel exabrupto, y más aún del tono. Por las mañanas, solía estar Maximiliano algo regañón y displicente; pero nunca como aquel día.
Desde entonces, el indiano estuvo en casa de su hermano como en ascuas: temía a cada instante nuevas demandas y temía además que le faltase el rédito de lo que le había prestado. Si no fuese porque las gracias de Rosa obraban ya sobre su ser vivo y ardoroso influjo, se hubiera ido inmediatamente.
En casi los veintitres de su Pontificado, no hubo día que dejara señalado con los rasgos mas brillantes de las virtudes propias del Obispado, hallándose retratados en tan digno Prelado todos los caracteres retratados en la carta del Apóstol a Timoteo; su espíritu verdaderamente apostólico estuvo siempre solícito del bien de la Iglesia; desposado con la de Teruel por su ordenación y consagración, nunca quiso dejarla, renunciando la mitra de Jaén y de Palencia que le fueron ofrecidas, y solamente se vio obligado a ansentarse de su silla, por la causa pública de la Religión y del Estado, a la Córte de Madrid a donde Fernando VI le llamó, nombrándole inquisidor general de las Españas y Comisario general de la Cruzada, sin olvidar por esta separación la solicitud de su amada Iglesia de Teruel, como los primeros años de su residencia en ella, tomando noticia exacta de todas las necesidades públicas y particulares de su diócesis, aplicando los remedios oportunos en todo lance y favoreciendo siempre todas las piadosas empresas que animaba con sus facultades.
Ya dos o tres veces estuvo a punto de hablarle, con mucha dulzura y afectuosamente, pero reflexionó... Juan iba a partir por unos veinte días; a su vuelta, si aun fuese necesario, le haría un pequeño discurso moral, y le hablaría tan bien, que el amor no volvería a meterse tontamente a través de su amistad.
A la muerte de Felipe, en septiembre de 1675, sufrió una verdadera crisis, puesto que la representación de comedias, en todo el reino, estuvo prohibida durante todo el tiempo del luto. Verdad es que esta prohibición dejó de regir al año siguiente, y que los espectáculos teatrales se celebraron como antes; pero ni los teatros ni el arte dramático recobraron otra vez su antiguo brillo.
El corazón quería salírsele del pecho al ver los bonitos caracteres que decían: El marqués viudo de Saldeoro. Largo rato estuvo perpleja, la cartulina en la mano, sin apartar los ojos del sortilegio que sin duda contenían las letras negras del nombre y las pequeñitas de las señas: Jorge Juan, 13.
De éstos, salieron el 23, para represar las naves que estaban a la vista, el Montañés, el San Justo, el San Francisco y el Rayo; pero los dos últimos se perdieron en la costa, lo mismo que el Monarca, de 74, mandado por Argumosa, y el Neptuno, de 80, cuyo heroico comandante, D. Cayetano Valdés, ya célebre por la jornada del 14, estuvo a punto de perecer.
Iba decayendo de día en día y en poco estuvo que se muriese; pero la providencia de Dios, que sin duda le reservaba todavía para algo útil, quiso que, cuando menos lo pensaba, arrojase algunas varas de solitaria. Averiguada con tal motivo la enfermedad que le aquejaba, era fácil curarle, y en efecto, en poco tiempo se curó y quedó tan bueno como antes.
Palabra del Dia
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