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Actualizado: 28 de junio de 2025
Los tres hombres extrajeron del légamo al cosaco, lo colocaron atravesado sobre el caballo y comenzaron a subir la falda del Donon por un sendero tan rápido, que Materne, en más de cien ocasiones, llegó a decir: «El caballo no puede pasar por ahí.»
Diles que habrá pólvora y balas; que nos hallamos metidos en el asunto Catalina Lefèvre, yo, Marcos Divès, y todas las personas decentes de la comarca. Quédate tranquilo, Marcos; yo conozco a la gente. Entonces, hasta pronto. Los dos amigos se estrecharon fuertemente las manos. El contrabandista tomó el sendero de la derecha, hacia el Donon; Hullin, el sendero de la izquierda, hacia el Sarre.
Los reunidos salieron de la cabaña, y Hullin, en presencia de todo el mundo, nombró a Labarbe, a Jerónimo y a Piorette, jefes de los puertos; luego ordenó a los naturales de las orillas del Sarre que se congregasen lo más pronto posible cerca de la finca de «El Encinar» llevando hachas, picos y fusiles. Saldremos a las dos les dijo Juan Claudio , y acamparemos en el Donon, enmedio del camino.
La estimación que le profesa el general en jefe es lo único que le ha movido a ofrecer a usted condiciones tan honrosas. Una larga resistencia no conduciría a nada. Somos dueños del Donon, y nuestro cuerpo de ejército ha entrado en Lorena. La campaña no ha de decidirse aquí y no tiene interés para ustedes defender un punto inútil. Queremos ahorrarles los horrores del hambre.
Los jefes de los puestos me enviarán todos los días al Donon, donde voy a establecer esta noche nuestro cuartel general, un hombre que ande mucho, para comunicarme lo que suceda y recibir el santo y seña. También organizaremos una reserva; pero como hay necesidad de ir de prisa, hablaremos de eso cuando estéis en vuestras posiciones y no haya que temer una sorpresa del lado enemigo.
Luisa se hallaba en brazos de Hullin y lloraba amargamente. ¡Ah, Juan Claudio! decía la señora Lefèvre ; ya sabrá usted lo que ha hecho esta niña. Por ahora, no le digo nada; pero hemos sido atacados. Sí, ya hablaremos de eso después... El tiempo vuela dijo Hullin ; el camino del Donon se ha perdido, y los cosacos pueden estar aquí al amanecer; tenemos muchas cosas que hacer.
Hacia las ocho de la mañana apareció repentinamente un hombre entre el gran y el pequeño Donon; los centinelas lo descubrieron en seguida; el hombre descendía agitando el sombrero. Pocos minutos después se le reconoció: era Nickel Bentz, el antiguo guarda forestal de Houpe.
Otros dos habían perecido en el encuentro, junto a seis u ocho cosacos que quedaban tendidos en la nieve, con las piernas abiertas; todo fue abandonado, y los supervivientes se dirigieron a la casa del guardabosque. Frantz se consolaba, al fin, de no encontrarse en el Donon. Había despanzurrado a dos cosacos, y la vista de la casa le puso de bastante buen humor.
No hace todavía diez minutos que llegué con el furgón a casa del tío Cuny. «No vayas al Donon me dijo , pues hace una hora que se ve el cielo rojo por ese lado... Seguramente allí arriba se están pegando de firme.» «¿Usted cree?» contesté . «A fe mía, sí.» «Entonces voy a mandar a Joson de explorador, para saber algo, y mientras tanto beberemos unas copas.» Pues bien, apenas había salido Joson, oigo unos gritos de dos mil demonios: «¿Qué es eso, Cuny?» «No sé» me respondió . Empujamos la puerta y vemos lo que pasaba: «¡Eh! exclamó el contrabandista ; somos nosotros los que tenemos el fuego en casa.» Salto sobre mi Fox, y en marcha. ¡Qué suerte!
Mientras no trataba mas que de defender el camino del Donon, no había la menor duda: todos nos debemos a la patria; pero el camino se ha perdido, y necesitaríamos diez mil hombres para reconquistarlo. En este momento el enemigo está penetrando en Lorena... Veamos lo que debemos hacer. Es preciso ir hasta el fin dijo Jerónimo. Sí, sí gritaron los demás. ¿Cree usted lo mismo, Catalina?
Palabra del Dia
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