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Actualizado: 11 de junio de 2025


Su mirada fija, abstraída, profunda, como vuelta hacia adentro, hacia su alma, o como lanzada sin objeto a la inmensidad, al infinito, mirada que no veía, dilatada, lúcida, brillante, llena de vida, pero de una vida que espantaba, dejaba comprender la desesperación profunda, pero resignada, paciente, intensamente dolorosa de un alma desolada.

La hija del sol diría á sus damas: «Señoritas, desde hoy ninguna me ha de andar derechael fosco guerrero, por el contrario, les diría apoyándose en la clava, para dar mayor fuerza á la dolorosa innovación: «¡Guay de vosotros si la venidera luna no os encuentra dos veces chatosTodo esto será más ó menos exacto, pero convengamos en que pudo ser, pues no todo lo antiguo ha de tener su origen en la filosófica madurez de tal ó cual necesidad.

Donde iré es a la gloria, casándome con mi riuseñor moreno, llevándomelo al nidito de Matanzuela... Pero ¡ay, niña! ¡Lo que yo sufrí desde aquel día! ¡Las penitas que pasé para decirte «te quiero»! Venía a Marchamalo por las tardes cuando había hecho buen alijo, con una porción de indirectas bien preparás para que me comprendieses, y ¡! como si fueses la Dolorosa, que mira lo mismo en Semana Santa que en el resto del año.

Hubo un momento en que Juan Montiño acercó demasiado su semblante al de Dorotea. Dorotea retiró el suyo, y dejó ver en él una dolorosa seriedad. Perdonad dijo Juan Montiño , estoy loco. Perdonad vos más bien dijo Dorotea , pero por vos y para vos soy una mujer nueva. No hablaron más durante algunos segundos. La seriedad de la joven pasó, como pasa un nubladillo por delante del sol.

Lo primero que Isidora echaba de menos era su doncella, Agustina, tan aseada, tan lista, tan ligera, tan señorita. «No, no exclamó la joven con angustia . Yo no nací para pobre, yo no puedo ser pobre». Dios la amparó en aquella noche de prueba, porque al poco rato de haber lanzado la exclamación dolorosa, salida de lo más vivo de sus entrañas, llegó su cara doncella.

Otras veces no podía más; se rendía a la pesadumbre de su pena y se dejaba caer en una butaca, y pasaba largo rato con los ojos extáticos en meditación intensa y dolorosa.

Esa hora de contemplación común, de emociones divididas, de profunda y pura voluptuosidad era, sin duda, la última que me fuera dado vivir á su lado, y me extasiaba con una violencia de sensibilidad casi dolorosa. Por lo que hace á Margarita, no lo que pasaba: habíase sentado sobre el borde del parapeto, miraba á lo lejos y callaba. Yo no oía sino el soplo un poco precipitado de su aliento.

Te vi en tu día nupcial, cuando un intenso pudor invadía tu frente, aunque todo fuera alegría alrededor de ti y que, delante tuyo, no fuera el mundo sino Amor. En la vivificante luz que brillaba en tus ojos, haya sido cual haya sido su esencia, encontré todo lo que mi mirada dolorosa pudo hallar de encantador sobre la tierra.

El aro es de una sola pieza, y el introducirlo en la muñeca constituía muchas veces una dolorosa operación. El expresado brazalete, una vez ajustado, no podía sacarse, y el que había logrado tal distinción, lo llevaba á la tumba.

me engañas, me engañas replicó la joven en actitud de Dolorosa . me quieres matar, y en vez de pegarme un tiro, me vienes con esta historia. Si lo tomas como golpe de muerte, tómalo manifestó Rubín con implacable frialdad. Pero no puede ser. Este hombre está loco y no sabe lo que se dice. Bueno, defiéndete con eso. Pero caerás, te convencerás. No tienes escape. La verdad se impone.

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