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No temas; porque Dios ha oído la voz del muchacho en donde está. 18 Levántate, alza al muchacho, y tómalo de tu mano, porque en gran gente lo tengo de poner. 19 Entonces abrió Dios sus ojos, y vio una fuente de agua; y fue, y llenó el odre de agua, y dio de beber al muchacho. 20 Y fue Dios con el muchacho; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador de arco.

Un pliegue sombrío obscureció su nítida frente de diosa y la sangre agolpóse a sus mejillas. ¡Ah! ¡ya me acuerdo! ¿Quieres que vaya y llame a tu marido? No... No... además, sería inútil... Está en París... ¿Tienes ahí el telegrama? Tómalo. Beatriz lo leyó, e inclinando con desaliento la cabeza: ¡Oh! ¡Dios mío... esto es ya lo último! dijo en casi imperceptible tono.

A la primera ojeada reconoció la letra; se puso blanca como el yeso que cubría las paredes, y, con sus ojos enrojecidos por las lágrimas, me miró fijamente como si hubiera perdido la razón. Tómalo, pues dije, tómalo. Ella extendió la mano, pero la retiró con un ademán brusco: se hubiera dicho que había tocado un hierro candente.

«Y qué, ¿qué es? preguntó Jacinta picada de la novelería . ¡Ah! Sagunto, ya... un nombre. De fijo que hubo aquí alguna marimorena. Pero habrá llovido mucho desde entonces. No te entusiasmes, hijo, y tómalo con calma. ¿A qué viene tanto ¡ah!, ¡oh!...? Todo porque aquellos brutos...». ¿Chica, qué estás ahí diciendo?

9 Y el sacerdote respondió: El cuchillo de Goliat el filisteo, que venciste en el valle del Alcornoque, está aquí envuelto en un velo detrás del efod; si quieres tomarlo, tómalo; porque aquí no hay otro sino ese. Y dijo David: No hay otro tal; dámelo. 10 Y levantándose David aquel día, huyó de la presencia de Saúl, y se fue a Aquis rey de Gat.

Tómalo cuando se te antoje.... Tómalo, hija, tómalo.... A me basta con nada.... Al pronunciar estas últimas palabras visiblemente enternecido, quisieron arrasársele los ojos de lágrimas. Todos dieron muestras igualmente de enternecimiento y prorrumpieron en frases de conciliación.

me engañas, me engañas replicó la joven en actitud de Dolorosa . me quieres matar, y en vez de pegarme un tiro, me vienes con esta historia. Si lo tomas como golpe de muerte, tómalo manifestó Rubín con implacable frialdad. Pero no puede ser. Este hombre está loco y no sabe lo que se dice. Bueno, defiéndete con eso. Pero caerás, te convencerás. No tienes escape. La verdad se impone.

Los reyes de la tierra, ¿de quién cobran los tributos o el censo? ¿De sus hijos o de los extraños? 26 Pedro le dice: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. 27 Sin embargo, para que no los ofendamos, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estátero: tómalo, y dáselo por y por ti.

Mañana sin falta. Cristeta. No tengo más esperanza. Inés. ¿Quién sabe? Cristeta. Tómalo con empeño. Inés. Vaya usted tranquila, y hasta mañana...; pero, la verdad.... ¡qué granujas son los hombres! Cristeta. Y nosotras, ¡qué simples! Inés. No, pues si todas fuéramos tan listas come usted, ¡pobrecitos! Cristeta. Con eso y con que no me sirva de nada... Inés. Adiós, señorita.

Dice a veces barbaridades; pero sus barbaridades valen más que el oro, la plata y las piedras preciosas, porque son verdad pura. Lo que él te diga tómalo como el Evangelio. Deja el orgullo a un lado, como se deja una corona de teatro después de acabada la representación. Así como se hace examen de conciencia antes de confesar, haz ahora examen de tonterías para que las abjures todas.