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Actualizado: 31 de mayo de 2025
Pensando, pues, en estos disparates, se llegó el tiempo y la hora -que para él fue menguada- de la venida de la asturiana, la cual, en camisa y descalza, cogidos los cabellos en una albanega de fustán, con tácitos y atentados pasos, entró en el aposento donde los tres alojaban en busca del arriero.
Porque no he sabido poner freno a mi fantasía; porque no he podido cerrar y soldar mi corazón, vaso riquísimo que cuanto más se derrama, más se llena... He querido a muchas mujeres; he hecho mil disparates; he derrochado una fortuna. ¡Desventajas de la constante aspiración a lo infinito, de esta sed, Isidora, que no se satisface nunca! ¿Ves mis calaveradas?
Pues todo queda arreglado. Lee. Sacó del bolsillo una carta y me la dio. Principié a leerla. A cada palabra, una falta de ortografía. No dejé de sonreirme. ¿De qué te ríes muchacho? ¡Ah! Ya me lo imagino.... De los disparates de Castro. Pues no te rías. Castro Pérez es un hombre muy instruido. Lo será; pero no sabe una palabra de.... ¡Hijo! ¡Defectos de la educación antigua!
Gabriel interrumpió el sacerdote , eso que dices son disparates. La verdadera España empieza con el Emperador y sigue igualmente gloriosa con don Felipe II.
Esto era horrible, pero al fin era vivir en tierra firme, no sobre la masa enferma movediza de disparates del capricho intelectual, no en una especie de terremoto interior que era lo peor que podía traer la sensación al cerebro. Ana explicó todo esto a Benítez como pudo, eludiendo el referirse a sus remordimientos.
Luego clavó los ojos en su hermano y le dijo: Vas a hablarme con franqueza. ¿He hecho muchos disparates? ¿he dicho muchas necedades? Ni una cosa ni otra replicó caritativamente Monsalud . Todos están acordes en juzgarte bien y es cosa indudable que diriges admirablemente la guerra, llevando la bandera absolutista de victoria en victoria.
Todos tenemos algo de calaveras, más o menos. ¿Quién no hace locuras y disparates alguna vez en su vida? ¿Quién no ha hecho versos, quién no ha creído en alguna mujer, quién no se ha dado malos ratos algún día por ella, quién no ha prestado dinero, quién no ha debido, quién no ha abandonado alguna cosa que le importase, por otra que le gustase, quién no se casa en fin?... Todos lo somos; pero así como no se llama locos sino a aquellos cuya locura no está en armonía con la de los más, así sólo se llama calaveras a aquellos cuya serie de acciones continuadas son diferentes de las que los otros tuvieran en iguales casos.
Desde hacía algún tiempo que andaba como loco, sin discurrir otra cosa que disparates. ¿Y todo por qué?... Por amar absurdamente a una muchacha que podía ser su hija; por un capricho casi senil, pues él, a pesar de su relativa juventud, veíase viejo, triste y miserable ante Margalida y los rústicos atlots que se agitaban en torno a su belleza. ¡Ay, el ambiente! ¡El maldito ambiente!
Por más que digan, yo me he afinado algo. Cuando pongo cuidado digo muy pocos disparates. Como no se me suba la mostaza a la nariz, no suelto ninguna palabra fea.
Ya sabes que tenemos buena casa y bastantes comodidades, aunque sin lujo, porque, hijita, hemos venido a trabajar, a ver si nos rehacemos de los disparates cometidos, que ¡ay! no han sido pocos. Mi vida en «Los Carpinchos» trascurre dulcemente. Al principio me aplanaba esta soledad; me aburría como una ostra, como dice nuestro noble amigo, o nuestro amigo el noble.
Palabra del Dia
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