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Actualizado: 13 de mayo de 2025
Esta cabeza se me ha trastornado. Figúrate que a ratos...». Diciendo esto la miraba de hito en hito, y Fortunata no sabía disimular bien el terror que aquellos ojos le causaban. «Figúrate que a ratos me siento tan estúpido, pero tan estúpido, que creo tener por cabeza un pedazo de granito. No salta aquí una idea aunque me dé con un martillo.
Porque no estaba acostumbrado a disimular sus sentimientos y la traición le pesaba en el alma. A veces Cecilia levantaba la cabeza para contestarle. Su mirada clara, serena, inocente, le encendía las mejillas. Para librarle de aquel malestar, creyó lo mejor expresarle, en términos más vivos que otras veces, su amor y rendimiento.
Enjuto, huesudo y fuerte, procuraba disimular su rudeza de hombre de pelea con una negligencia suave y perezosa. Los oficiales le trataban con gran respeto. Hartrott había hablado de él á su tío como de un gran artista, músico y poeta. El emperador era su amigo: se conocían desde la juventud.
Pero conservó aquél con el mismo esmero con que se guarda una joya de sus padres; y nunca dejó de ir a dormir la siesta a la cama en que nació y en que sus padres durmieron la primera noche de novios. Elena recibió la confesión de su esposo con sorpresa y secreto despecho que se esforzó en disimular.
¡No ha podido resistir esa muchacha!... ¿Sabes por qué te ha invitado? ¿Por qué? le pregunté sin disimular mi curiosidad. No te pongas pálido... ¡No te va a envenenar, hombre! me dijo Martín; te ha invitado porque hoy es su santo. ¿El santo de Valentina?... Pues no te puedes figurar cómo le agradezco que se haya acordado de mí...
Por haber amado demasiado, he sufrido tanto ... Yo también había soñado con andar en la vida del brazo de un hombre que fuese todo para mí ... y mi sueño se ha disipado. Yo hubiera sido, como otra cualquiera, tierna y buena con el que amaba, si hubiera sabido disimular la vivacidad de mi carácter, un poco absoluto acaso.
Yo, que vi cuán honrada gente era la que hablaba mi tío, confieso que me puse colorado, de suerte que no pude disimular la vergüenza. Echómelo de ver el corchete, y dijo: ¿Es el padre el que padeció el otro día, a quien se dieron ciertos empujones en el envés? Yo respondí que no era hombre que padecía como ellos. En esto, se levantó mi tío y dijo: -Es mi sobrino, maeso en Alcalá, gran supuesto.
Cuantos hasta entonces la cortejaron, no supieron disimular bien el impulso que les animaba; unos sólo vieron en ella lo que inmoral y descaradamente se llama un buen partido; otros la esperanza de satisfacer con sus amores una vanidad pueril. Las pretensiones de aquéllos fueron siempre rechazadas con repugnancia; las de éstos miradas con desprecio.
Turbada, sin embargo, se levantó a desprenderse el velo, dando la espalda al hermano, por temor de que sus colores la vendieran; y se puso a mover platos y copas para mejor disimular.
Salí a su encuentro y las recibí sin disimular una pizca el alegrón que con su visita me daban. Los ojos y la nariz era lo único que se veía de sus personas: todo lo demás era un conglomerado de faldas, chaquetas, toquillas y mantones de lana espesa y dulce.
Palabra del Dia
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