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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Y a menos que mis palabras le desagraden respondió Tristán dirigiéndole una mirada provocativa. El marquesito le miró a su vez en silencio unos momentos y volviendo al cabo la espalda con un gesto desdeñoso murmuró: Razón tienen en decir que está usted loco. Más razón tienen en decir que es usted un imbécil.

Tomole de la mano, y yo, por no hacer un papel desairado, le tomé por la otra, y comenzamos a caminar lentamente llevándole en medio. Confieso que maldita la gracia que me hacía aquel chiquillo sucio y haraposo, feo hasta lo indecible; pero quien me viese en aquel instante llevándole suavemente, sonriéndole con dulzura, dirigiéndole frases melosas, pensaría a buen seguro que le adoraba.

Cecilia, que venía a pedir a su madre las llaves de los armarios, salió de la estancia dirigiéndole una tranquila sonrisa de despedida. Comenzaron los preparativos de matrimonio. Doña Paula tuvo la delicadeza, rara en una mujer nacida en el pueblo, de no consentir que pieza alguna de ropa destinada a Cecilia sirviese para su hermana. Hízose, pues, un nuevo equipo apresuradamente.

Un hábil cochero iba dirigiéndole, y dos esclavos etíopes me acompañaban también en el carro, haciendo aire el uno con un abanico de plumas de avestruz, y sosteniendo el otro, sobre rico varal de marfil, prolijamente labrado, el ancho parasol de seda.

¿Acaso es necesario semejante juramento entre nosotros? dijo ella en tono dolorido dirigiéndole, con sus hinchados ojos, una mirada amarga y furiosa. Pero le dejó hacer. Roberto puso la mano derecha de su madre sobre la frente de la muerta; ella la acarició diciendo entre sus sollozos: ¡Lo juro, mi querida! ¡Bien lo sabes , , que yo ignoraba todo y que jamás te he exigido nada malo!

En la escena inmediata, no ya en Santiago, sino en Toledo, Don Pedro, joven galán, persigue en la calle á Angélica, seductora doncella toledana, é intenta acercarse á ella dirigiéndole frases amorosas; pero es rechazado con desprecio.

En esto ha parao tanta monería, que parecías un perrito faldero dijo , y salió lentamente por el pasillo, mientras Frasquita, temblona de pura rabia, continuaba dando a don Quintín pechugones, arañazos, pellizcos, tirones de pelo y, lo que era peor, dirigiéndole un interrogatorio, cuya entonación y preguntas auguraban la más espantable venganza.

Laura adivinó perfectamente lo que pasaba en aquel espíritu ardiente y delicado, y guardó silencio. Al cabo de un rato, el oído de Octavio, fino como el de un tísico, percibió entre la niebla un rumor. Volvió entonces el rostro hacia la condesa, y dirigiéndole una sonrisa le dijo con voz apagada: Hasta luego. ¿Cómo? ¿Se marcha usted? : pronto nos veremos.

Se separaron y Mauricio se dirigió, á través de las filas de curiosos, hacia la señorita Guichard que le esperaba en pie, altanera y masculina, en medio del salón de baile, teniendo enfrente á su sobrina, del brazo del señor Tournemine. ¡Ah! ¡Por fin! dijo dirigiéndole una mirada imperiosa. Vamos; colóquese usted ahí y empecemos.

Unas veces se entretenía malignamente en atortolarle, en ponerle colorado, mostrándose viva y desenvuelta como una chula: otras se placa en seguirle el humor apareciendo melancólica, dirigiéndole miradas tímidas como una colegiala: otras, en fin, le trataba con tierna familiaridad, enterándose de su vida, de sus actos y sus pensamientos, como una madre o una hermana cariñosas.

Palabra del Dia

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