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Actualizado: 23 de junio de 2025


Por algo en los conventos de monjas la organista y las cantoras son siempre las más despreciadas y se las llama «las sargentas». El cantar conforme a reglas es en la Iglesia oficio bajo. Para todo hay dinero en el templo; a todo alcanzan los fondos de fábrica, menos a la música. Los canónigos nos tienen por locos que vamos disfrazados con hábito eclesiástico.

No corriendo el dinero, la plaza está mal, no se vende nada, y el bracero que tanto chillaba dando vivas a la Constitución, no tiene qué comer. Total, que yo digo siempre: «Lógica, liberales» y de aquí no me saca nadie. «Este hombre tiene mucho talento» pensaba Rubín, apoyando con movimientos de cabeza la aseveración de aquel sujeto.

A ti me dirijo, a ti que eres bueno y me conoces hace tiempo. ¿Bueno yo?... dijo Augusto con ironía . A ver, ¿qué quieres? Necesito..., ¿tendré que decírtelo?..., necesito dinero. Ya... Yo no puedo estar así. Váyanse al diablo tus recetas. Te diré..., yo quiero vivir y esto no es vivir. Dinero para el Pez. No, no; lo necesito para mi procurador y para .

Quedóse Montiño mirando de una manera perpleja á fray Luis. Luego suspiró profundamente y dijo: Lo que yo he amado más sobre todas las cosas ha sido... Y se detuvo. Ved que estáis hablando con vuestra conciencia observó el padre Aliaga. Montiño hizo un poderoso esfuerzo y contestó: Lo que yo he amado sobre todas las cosas ha sido... el dinero.

26 y darás el dinero por todo lo que deseare tu alma, por vacas, o por ovejas, o por vino, o por sidra, o por cualquier cosa que tu alma te demandare; y comerás allí delante del SE

Ya me ha dicho éste que preparamos una operación extensa. Toma. EVARISTA. No me asombraré de verle a usted entrar con otra carga de dinero... Dios lo manda. Al ver a su tía, vacila, no se atreve a pasar. Arráncase al fin, tratando de escabullirse. ELECTRA. En el cuarto de la plancha. Fui a que Patros me planchara un peto... EVARISTA. ¡Y te estás con esa calma! ELECTRA. Una carta.

Para usted hay bastante. ¿No es usted un hombre rico? ¿Pues para qué quiere lo que tiene? Coma, beba, triunfe y ríase de la muerte. El semblante de Barragán se obscureció. Cualquier alusión a su dinero le crispaba como si temiese que inmediatamente le pidiesen algo. ¿Por dónde sabe usted que yo soy rico?

Pues, señor, Doña Paca y Frasquito trajeron la buena noticia de que Obdulia se restablecía lentamente. «Mira, Nina le dijo la viuda : como quiera que sea, has de llevarle a Obdulia una botella de amontillado. A ver si te la fían en la tienda; y si no, busca el dinero como puedas, que lo que tiene la niña es debilidad.

¡Un mulato americano! exclamó refunfuñando. ¡Indio inglés! observó en voz baja Ben Zayb. Americano, se lo digo á usted ¿si lo sabré yo? contestó de mal humor don Custodio; S. E. me lo ha contado; es un joyero que él conoció en la Habana y que segun sospecho le ha proporcionado el destino prestándole dinero.

Adiós, Crainqueville; mi nieto me espera. Para el pobre no hay fiestas. Esta noche trabajará como todas. El filósofo ambulante, que había terminado por aceptar la vida ilusoria de su compañera, creyó del caso darle algunos consejos. Te estás matando. Apenas comes; bebes demasiado. Gastas tu dinero exageradamente; vas á perder tu capital.

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