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Actualizado: 26 de junio de 2025


Pero, dígame, ¿adonde se lleva a Amaury? ¿Por qué no se queda aquí? Porque ahora lo necesito. Lo siento mucho, pero es una ausencia necesaria. A la poesía del amor sigue la prosa del matrimonio. Mas no te apenes, por eso, hija mía, porque, si te dejamos un momento, lo hacemos para tratar de tu dicha.

Y lo que á usted le ponía furioso era que yo le guardase las cosas á ella y no se las diera á usted, ¡un rayo! Como si tuviera yo obligación de llenarle á usted el buche, perro, más que perro.... Y dígame ahora, ¿me ha dado alguna vez el valor de un real? Ella me daba lo que podía, á la chita callando; pero usted, el muy capigorrón, ¿qué me ha dado?

¡Oh! ¡cuán lamentable cosa es no haber visto nunca la bóveda azul del cielo en pleno día! exclamó el doctor con espontaneidad suma . Dígame usted, ¿este conducto donde las ideas de usted se desarrollan magníficamente, no se acaba nunca? Ya, ya pronto estaremos fuera.... ¿Dice usted que la bóveda del cielo...? ¡Ah!

Se trata de un serio disgusto de familia, del cual, por desgracia, va Vd. a participar. Paz se acordó entonces repentinamente de que el hermano de su novio era cura. ¿Usted es el hermano de Pepe? le dijo con viveza. Efectivamente, señorita. Vengo a cumplir un deber muy penoso para el sacerdote y para el hombre. ¡Pronto, por favor, dígame Vd. lo que ocurre! ¿Le sucede a Pepe algo malo?

-A eso voy -replicó Sancho-. Y dígame agora: ¿cuál es más: resucitar a un muerto, o matar a un gigante? -La respuesta está en la mano -respondió don Quijote-: más es resucitar a un muerto.

Pero, dígame, ¿cómo ocurrió la catástrofe? pregunté al patrón, quien con la cabeza apoyada en las manos, miraba la lumbre con aire pensativo. ¿Que cómo ocurrió la catástrofe? respondiome el bueno de Lionetti, suspirando con amargura. ¡Ah! señor, nadie del mundo pudiera decirlo.

A cuyos ofrecimientos abrió Sancho los ojos y las orejas de un palmo, y dio consentimiento en su corazón a azotarse de buena gana; y dijo a su amo: -Agora bien, señor, yo quiero disponerme a dar gusto a vuestra merced en lo que desea, con provecho mío; que el amor de mis hijos y de mi mujer me hace que me muestre interesado. Dígame vuestra merced: ¿cuánto me dará por cada azote que me diere?

Me ocurrió averiguar si alguien había puesto los ojos en ella. Y diga usted, tía: ¿No ha tenido novio Angelina? ¡Por Dios, Rorró! ¡Desde el otro día estás con eso!.... No, señor. Angelina es una niña muy juiciosa. Angelina no tendrá más novio que aquel que llegue a ser su marido. No es ella capaz de jugar con el amor. Así lo creo, pero.... Dígame usted: ¿no ha tenido pretendientes? ¡Ah!

Dígame cuándo será eso del duelo... Necesito saberlo. Moreno se resistió á hacer tal revelación, y el comisario, en vista de su rebeldía, fué dulcificando el tono de su voz. Dígamelo y no sea cachafaz. Piensen todos ustedes que no está bien que ocurran aquí tales cosas hallándome yo presente. Dígame cuándo será eso... para marcharme antes.

, , lo que es apariencia.... Pero vaya uno á fiarse en galgos de buena traza.... Dígame usted á lo que son ingleses. ¡Cada vez que recuerdo la legión que vino á Santander cuando la guerra civil!... Desengáñese usted: los ingleses son hombres sin religión, y está dicho todo.

Palabra del Dia

lanterna

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