Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 4 de julio de 2025
La ciudad se hallaba más lejos que el vapor, y sus enemigos caerían sobre él tan pronto como le viesen retroceder. ¿Cuántos eran?... Esto le preocupaba únicamente. «¡Adelante!... ¡adelante!», gritó su orgullo. Había sacado el revólver: lo llevaba en su diestra, con el cañón por delante. En la soledad no había por qué guardar los miramientos y prudencias de la vida civilizada.
Mientras tanto, don Carlos casi ayudaba á incorporarse á Manos Duras. ¡Levántate, hijo de... para que no digas que te mato sin defensa! Saca tu facón y pelea. El cuchillo lo tenía ya en la mano el gaucho, pero Rojas no lo había visto, turbado por el goce feroz de encontrar finalmente á ese hombre al alcance de su diestra.
"Dejadnos ya, que estamos temerosos, Y contra vuestras fuerzas no podemos: Y vosotros, sobrinos animosos, A los mancebos dicen, ¿qué os hacemos? Mirad que á nuestros hijos amorosos Criar, ni sustentar ya no podemos, Pues carga de mugeres tan penosa No espera á vuestra diestra poderosa."
16 Y tenía en su diestra siete estrellas; y de su boca salía una espada aguda de dos filos. Y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza. 17 Y cuando yo le vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; YO SOY el primero y el último; 18 y el que vivo, y he sido muerto; y he aquí que vivo para siempre jamás, Amén.
Como si necesitase contemplarla de más cerca, pasó una mano con suavidad por debajo del cuerpo de Popito y puso igualmente sobre la palma á su lloroso compañero, para no privarle ni un instante de la presencia de su amada. Sentado en el centro del bote permaneció mucho tiempo, con la diestra cerca de los ojos, contemplando el grupo que formaban los dos pigmeos enamorados.
Ya sabía yo dijo Morsamor que ese Balboa de que habla Tiburcio había descubierto un gran mar al otro lado del mundo de Colón, entrando en sus aguas con la espada desnuda en la diestra y enseñoreándose de él en nombre del César Carlos V. Esto complica y retarda la resolución del problema, pero no me induce a creer que la resolución sea otra de la que yo pensaba.
Diógenes cerró los ojos, sosegado y tranquilo, como el niño que se duerme a la vista de su madre... Al cabo de un gran rato, dijo: María..., no me acuerdo del Credo... ¿Cómo era aquello?... «Subió a los cielos y está sentado...» ¿Dónde está sentado?... «A la diestra de Dios Padre» dijo sonriendo la marquesa.
Se lo habían matado allí; pero iba á resucitar en otra parte. Debía ir á su encuentro. Buscó bajo su falda aquella bolsa de tela que contenía sus capitales. Su diestra sólo encontró el vacío. Después de tenaces exploraciones, salieron á luz unas cuantas monedas de cobre sosteniéndose entre sus dedos. Cincuenta céntimos en total.
Se miraron en los ojos, con más sorpresa que odio, al mismo tiempo que buscaban matarse por instinto, procurando cada uno ganar al otro en velocidad. El capitán había soltado la carta del país que llevaba en las manos. Su diestra buscó el revólver, forcejeando por sacarlo de la funda, sin apartar un instante su mirada del enemigo.
La columna del comandante Rafael del Castillo, se encontraba acampada en el pequeño pueblecito de El Palmar, lugar pintoresco situado al pie de las estribaciones de las lomas de "Los Ciegos". Al amanecer, las alegres notas de la diana despertaban á todos aquellos bravos soldados de su sueño, y de sus pequeñas tiendas de campaña iban saliendo todos ya con sus equipos preparados y sus armas en la diestra.
Palabra del Dia
Otros Mirando