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Actualizado: 24 de mayo de 2025
La capa-paloma parecía que había dado alas al chico, quien se hizo más inquieto y diabólico desde que la poseyó. D. Fadrique, cabeza de motín y de bando entre los muchachos más desatinados del pueblo, se diría que llevaba la capa-paloma como un estandarte, como un signo que todos seguían, como un penacho blanco de Enrique IV.
No pudimos dejar de comprender que Dawson, como socio de Blair y partícipe de su enorme riqueza, debía conocer muy bien el secreto y haber dado ya los pasos convenientes para ocultarme a mí, su legítimo dueño, la verdad. Había que tenerlo muy en cuenta, pues era un hombre siniestro, poseedor de la astucia más insidiosa y del ingenio más diabólico en el arte de los subterfugios.
Si Pepita ha desairado todo esto, ¿cómo ha de fijarse ahora en mí y ha de concebir el diabólico deseo y más diabólico proyecto de turbar la paz de mi alma, de hacerme abandonar mi vocación, tal vez de perderme? No, no es posible. Yo creo buena a Pepita, y a mí, lo digo sin mentida modestia, me creo insignificante.
Entre ellos sobresalía el tío Gorico, maestro pellejero, hábil fabricador de corambres y notabilísimo en el difícil arte de echar botanas á los pellejos rotos. Este había sido el muchacho más diabólico del lugar después de D. Fadrique, y su teniente cuando las pendencias, pedreas y demás hazañas contra el bando de D. Casimiro.
Vale e importa dijo Tiburcio para que el diablo, aunque no tuerza la voluntad del hombre ni destruya la responsabilidad de sus actos, encamine estos actos hacia un fin y según un plan predeterminado, al cual obedece el diablo muy a pesar suyo y sin el cual no consentiría Dios que tentase a nadie. Tal, a mi ver, es la utilidad del oficio diabólico.
Los lazos de afecto que unían a Fortunata con Mauricia eran muy extraños, porque a la primera le inspiraba terror su amiga cuando estaba en el ataque; enojábanla sus audacias, y sin embargo, algún poder diabólico debía de tener la Dura para conquistar corazones, pues la otra simpatizaba con ella más que con las demás y gustaba extraordinariamente de su conversación íntima.
Son necesarios los delitos; importa que nazca y vaya en aumento el terror trágico; pero a pesar de esto, y a pesar de que mucho de diabólico ha de haber en la historia en que tan importante papel hace el diablo, ¿no se pudiera haber excusado el pormenor del narcótico, dado por Margarita a su madre para que durante la noche no se desvele y la sorprenda en los brazos de su querido?
Este diabólico agente tenía el permiso divino de gozar por algún tiempo de la intimidad del joven eclesiástico, y de conspirar contra la salvación de su alma; aunque ningún hombre sensato podía dudar por un momento de qué lado quedaría la victoria.
Por todas estas comprensibles razones, tanto Calvat aborrecía a Beatriz cuanto ésta lo despreciaba, y la mutua antipatía de estos seres, unidos por diabólico designio, no podía menos de crecer más, y más emponzoñarse con el transcurso del tiempo.
»La letra estaba desfigurada; pero así y todo, yo veía en aquellos renglones contrahechos, sobre la fina superficie del papel, un cierto tufo diabólico, un rastro que me delataba una mano conocida que no acababa yo de descubrir. »Pero allí constaba todo, ¡todo! ¡Y con qué astucia más infernal! El móvil de la carta parecía ser un hermoso sentimiento de cariño a los dos enamorados.
Palabra del Dia
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