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Actualizado: 15 de mayo de 2025
No exclamó Lázaro deteniéndole: yo quiero que usted me aconseje y me guíe.... Yo ... aunque tengo bastante fuerza de convicciones.... ¿Fuerza de convicciones? dijo el fanático, deteniéndose y mirando á su sobrino con desprecio. Sí contestó éste, y no puedo perderlas, no quiero perderlas. Bien: sigue por ese camino. Lejos de mí no esperes otra cosa que deshonra, obscuridad.
PEDRO BURMANO, BENTLEIO, y otros semejantes son dignos de estimacion por el trabajo con que nos dan buenas ediciones de Autores Latinos, y por el zelo con que promueven las letras humanas; pero no son de alabar los cuidados que en sus notas ponen, deteniéndose lo mas del tiempo en corregir la palabra del Autor original, gobernados por sus propias reglas, y en impugnar á otros, porque no lo han hecho, sin cuidar de las sentencias, que es el punto principal en que se debieran detener.
Con esto que pensó Sancho Panza quedó sosegado su espíritu, y tuvo por bien acabado su negocio, y deteniéndose allí hasta la tarde, por dar lugar a que don Quijote pensase que le había tenido para ir y volver del Toboso; y sucedióle todo tan bien que, cuando se levantó para subir en el rucio, vio que del Toboso hacia donde él estaba venían tres labradoras sobre tres pollinos, o pollinas, que el autor no lo declara, aunque más se puede creer que eran borricas, por ser ordinaria caballería de las aldeanas; pero, como no va mucho en esto, no hay para qué detenernos en averiguarlo.
Febrer torció su marcha, evitando aproximarse a Can Mallorquí. Fue hacia la torre del Pirata, pero al llegar cerca de ella continuó su camino, no deteniéndose hasta el mar. La costa de roca, que parecía cortada a pico sobre las aguas, estaba quebrantada por el embate de éstas durante siglos y siglos.
Pero deteniéndose a la puerta y volviendo sobre sus pasos, le dijo: Si me dieses palabra de ser formal, te llevaría a mi cuarto. Palabra redonda respondió el joven alegremente. ¿Nada de besitos? Nada. Júralo. Lo juro. Bien, quédate ahí un instante, y después vienes en puntillas, ¿sabes? Hasta ahora. Hasta ahora dijo Gonzalo apoderándose de una de sus manos y besándola.
¡Pobre Margredel! continuó el anciano cazador, tras una pausa ; debe estar inquieta desde hace ocho días; seguramente rogará por nosotros a Santa Odilia. En aquel momento, Marcos Divès, que marchaba delante, lanzó un grito de sorpresa. ¡Señora Lefèvre! dijo deteniéndose , los cosacos han incendiado su casa.
Los habitantes de la tres veces coronada ciudad cruzaban por los sitios en que, sesenta años después, el virrey conde de la Monclova debía construir los portales de Escribanos y Botoneros, deteniéndose frente a la puerta lateral de palacio. En éste todo se volvía entradas y salidas de personajes, más o menos caracterizados.
En la obscuridad deslizábanse las manchas negras de algunos manteos camino de la sacristía, deteniéndose con grandes genuflexiones ante cada imagen; y a lo lejos, invisible en la obscuridad, adivinábase al campanero, como un duende incansable, por el ruido de sus llaves y el chirriar de las puertas que iba abriendo. Despertaba el templo.
Después de cinco horas de marcha llegaron nuestros viajeros al centro de un inmenso grupo de árboles que despedían un olor acre, pero muy agradable. ¿Qué aroma tan exquisito, tío! exclamó Cornelio. Procede de estos árboles dijo el Capitán deteniéndose . ¡Qué fortuna hay aquí para los que pudieran aprovecharla! añadió . Estos son los árboles que dan la nuez moscada.
Bajaba los escalones, uno a uno, deteniéndose, apoyándose en el pasamano, y las lágrimas le caían gota a gota, sobre la falda negra; ese movimiento rencoroso de todo el que sufre, contra la indiferencia del mundo exterior, experimentólo la señora al ver el cielo tan puro y el sol tan brillante, cual si no tuvieran noticia de la desgracia ocurrida y de la más tremenda que se preparaba.
Palabra del Dia
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