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Actualizado: 2 de junio de 2025
-Digo, pues, señor -respondió Sancho-, que, de algunos días a esta parte, he considerado cuán poco se gana y granjea de andar buscando estas aventuras que vuestra merced busca por estos desiertos y encrucijadas de caminos, donde, ya que se venzan y acaben las más eligrosas, no hay quien las vea ni sepa; y así, se han de quedar en perpetuo silencio, y en perjuicio de la intención de vuestra merced y de lo que ellas merecen.
Así como los cisnes del estanque reciben sus emolumentos para despertar en los indígenas ideas bucólicas y sentimientos pastoriles, las alimañas de la Casa de fieras han venido adrede de los desiertos de África para infundir en la clase de tropa la ferocidad que suele perder en el trato íntimo de criadas y costureras.
Así es como en los desiertos de Africa y Arabia muchos ríos, considerables en otras edades, han dejado de existir: sus cauces se han llenado de arena y los indígenas sólo los conocen por los inciertos datos de las tradiciones.
Los viajeros convinieron todos en que aquellos arenales daban una idea bastante aproximada de los desiertos de África, y don Mariano expresó la opinión de que sería muy fácil fijar la arena por medio del esparto y otras plantas adecuadas y convertirlos pronto en magníficos bosques de pinos.
Era tal su impaciencia por llegar a un puertecillo de mar que le habían indicado, que creyendo cortar terreno entró en una de las vastas dehesas, comunes en el sur de España, verdaderos desiertos destinados a la cría del ganado vacuno, cuyas manadas no salen jamás de aquellos límites. Este hombre parecía viejo, aunque no tenía más de veintiséis años.
Al descender a la cubierta de paseo encontró Fernando al doctor Zurita, que hablaba con Maltrana, apoyados los dos en la baranda, frente al mar. La soledad del Atlántico traía a su memoria el recuerdo de los argonautas de España, que habían sido los primeros en violar el secreto de los desiertos azules.
Sus reuniones son hacia los polos, en los desiertos ancones de la Groenlandia, en medio de la bruma del estrecho de Behring, é indudablemente también en el tibio mar descubierto junto al mismo polo. ¿Se volverá á encontrar ese mar?
Mirad, Señor, que los neófitos tendrán horror á los trabajos y fatigas de la Misión, si perseguidos de los infieles bárbaros y afligidos de las enfermedades, no acudís presto á socorrerlos y librarlos. ¿Quién me acompañará en estos desiertos para abrirme camino y servirme de intérprete para declarar vuestra ley?
Solo se conservan la iglesia, la sacristía y los claustros y algunos salones desiertos, con unas cuantas celdas felizmente sin capuchas vivientes. Al recordar las reglas de ese singular instituto se comprende por qué fueron tan raras las Cartujas en Europa y en todo el mundo católico, y por qué sus templos llegaron á ser maravillas de arte.
Y el Africa, continente informe, poblado de desiertos, de mesetas, de llanuras tostadas por el sol, y de pantanos, hace largos siglos que es la tierra desheredada á causa de la falta de fuentes y de ríos.
Palabra del Dia
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