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Actualizado: 16 de junio de 2025


Después de sus grandes guerras, la Francia tomó la iniciativa del nuevo arte de luces y de su aplicación en beneficio del género humano. Así desaparecieron las tinieblas de la faz de nuestros mares.

Este abandono fué en aumento después de 1834, y como quiera que por las autoridades locales se olvidó por completo el adorno y cuido de aquella alameda, desaparecieron de ella los antiguos árboles que le prestaban agradable sombra, los primitivos asientos y los aguaduchos donde tan animadas tertulias se formaban.

Los tres que quedaban se acercaron rápidamente y observaron el remolino. Se sentaron en la borda, silbando despacio, con la vista perdida a lo lejos. Uno se bajó y se tendió en el puente, cansado. Los otros desaparecieron uno tras otro. A las seis, el último se levantó, se compuso la ropa, apartóse el pelo de la frente, caminó con sueño aún, y se tiró al agua.

De modo que le estranguló oprimiéndole la garganta contra un tope de la mesana con un cabo de cuerda que flotaba. ¡Crimen inútil! sólo el pensamiento se extinguió en aquel cuerpo, porque los brazos del cadáver estrechaban siempre las rodillas del fratricida, hasta que desaparecieron los dos.

Su charla era un gorjeo dulce, insinuante, que me conmovía y refrescaba el corazón; a impulso de ella se fue disipando poco a poco el tropel de pensamientos pérfidos que vagaba por mi cabeza. Sin saber de qué modo, también desaparecieron todos mis temores; me figuraba que aquella niña tenía algún parentesco conmigo, y no hallaba extraordinaria y peligrosa nuestra situación como al principio.

Las comedias de los antiguos maestros, por despreciados que fuesen de los críticos, no desaparecieron nunca por completo de la escena, representándose sin interrupción desde Lope de Vega hasta nuestros días.

Graciana había jurado fidelidad, pero Alejandro, así que las señoras y el señor de Montifiori desaparecieron, comenzó a excitar poco a poco la imaginación de Graciana contándole las maravillas que aquella noche iban a hacer los «Tenorios» en el tablado de la Alegría. La mujer es un ser débil en todas las clases sociales. Graciana comenzó por resistir y Alejandro terminó por vencer.

Así es que no se encarnizó en este primer ataque, sino que embistió al segundo picador. Este no le aguardaba tan prevenido como su antecesor, y el puyazo no fue tan derecho ni tan firme; así fue que hirió al animal sin detenerlo. Las astas desaparecieron en el cuerpo del caballo, que cayó al suelo.

Los montañeses que formaban la partida le siguieron con la mirada. Sus largos cabellos rojos y rizados, sus enjutas y prolongadas piernas, sus anchos hombros, sus movimientos ligeros y rápidos, todo revelaba que, en caso de ocurrir un encuentro, cinco o seis kaiserlicks no saldrían bien parados de semejantes hombres. Al cabo de un cuarto de hora, rodearon el monte de abetos y desaparecieron.

La cruz del Calvario y la capilla del Señor del Socorro desaparecieron a su vez. Después, la gran masa del convento pareció poco a poco hundirse en la tierra.

Palabra del Dia

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