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Actualizado: 17 de mayo de 2025
Bien: ellas salen; probablemente la dejarán encerrada, ¿Cómo entro yo? ¿Voy á estar descerrajando puertas? No, señor: usted entrará cómodamente y sin ruido. A ver como es eso, diablo de abate. ¿Recuerda usted aquel vestido de abate que yo tenía allá por los años 10 y 12? ¿Qué he de recordar yo? dijo Claudio, picado y curioso.
Pero el prudente Quino le habló de esta manera: Yo no dudo, Nolo, que vayas á Canzana esta noche, aunque bien sabes que los de Lorío no dejarán de esperarte en el camino. Si todos los hemos agraviado ahora, á nadie más que á ti guardarán rencor. Grande alegría les darías si pudiesen saciar en ti su venganza, porque tú fuiste quien les preparó la garduña en que cayeron.
Su ausencia de mi casa produciría aquí un vacío muy cruel y me atrevo á lisonjearme de que yo también haría alguna falta á esa niña.... No quiero, sin embargo, ser obstáculo á la libertad necesaria á dos jóvenes, ni interponerme entre vosotros ... He reflexionado mucho en estos detalles, que no dejarán de tener influencia en nuestra tranquilidad futura, y he aquí lo que voy á proponer á usted.
En tanto que esas lenguas subsistan, no dejarán de ser un poderoso estorbo para la marcha progresiva de la civilizacion. Circunscripcion y estension.
Por cada mil pesetas en dinero que los emigrantes mandan aquí, ¿cuántas no se dejarán allí en trabajo? Desgraciadamente, aquí el trabajo no les produciría nada, y la emigración sigue. En Galicia no se ven apenas más que mujeres, viejos que ya han vuelto de América, niños que esperan a ir, caciques y curas. Por cada revista madrileña que llega a Galicia, hay cinco o seis revistas argentinas.
Es así que no puede decir ningún escritor que se le ha prohibido un artículo por la censura porque eso lo prohíbe la ley, y la ley no puede ser mala; luego ¿cómo había yo de escribir artículos que se me pudiesen prohibir? Ni los he escrito, ni los he de escribir, ni lo dijera, si por algún evento los hubiera escrito, ni yo lo quiero decir, ni me dejarán tampoco, aunque yo quisiera. No hay medio.
-Yo seguro -respondió el cura- que la sobrina o el ama nos lo cuenta después, que no son de condición que dejarán de escucharlo.
Ya lo sabía él; pero él no pedía más que lástima, y la dicha de que le dejaran hablar, de hacerse oír y de no ser tenido por un libertino vulgar, necio, que era lo que el vulgo estúpido había querido hacer de él». Siempre le había gustado mucho a Ana que llamasen al vulgo estúpido; para ella la señal de la distinción espiritual estaba en el desprecio del vulgo, de los vetustenses.
Sin embargo, a los pocos años de estar en la Habana el muchacho, su mala conducta hizo que le dejaran cesante, y asaetaba a cartas a su madre pidiéndole dinero. La madre, que apenas tenía para sí y para Pepita, se desesperaba, rabiaba, maldecía de sí y de su destino con paciencia poco evangélica, y cifraba toda su esperanza en una buena colocación para su hija que la sacase de apuros.
La señora gruesa lloraba afligida. Pero, ¿nos van a fusilar? preguntó gimiendo. ¡Vamos! ¡Vamos! dijo uno de los hombres armados, brutalmente. La señora se arrodilló en el suelo, pidiendo que la dejaran libre. La señorita, pálida, con los dientes apretados, lanzaba fuego por los ojos. Sin duda, sabía los procedimientos usados por el cura con las mujeres.
Palabra del Dia
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