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Actualizado: 19 de junio de 2025


5 en testimonio del justo juicio de Dios, para que seáis tenidos por dignos del Reino de Dios, por el cual asimismo padecéis. 6 Porque es justo acerca de Dios pagar con tribulación a los que os atribulan; 7 y a vosotros, que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús del cielo con los angeles de su potencia,

Mira que imagino y creo Que vuestra gran desventura, Para daros mas ventura Ha traido este rodeo. Con vos fortuna en su ley No usa de nuevas leyes, Que esclavos se han visto reyes, Pero vos sois mas que rey. Limpiad ya esos bellos ojos Que sujetan quanto miran, Y al tiempo que se retiran, De alma llevan los despojos. Y no cubra el blanco velo Esa divina hermosura, Que es como la nieve pura.

Llegad a una habitación de las campañas venezolanas y llamad: en la voz que os responde, notáis aún el ligero temblor de la inquietud vaga y secreta, y sólo gira la puerta para daros entrada, cuando habéis contestado con tranquilo acento: «¡Gente de paz!» . ¡Gente de paz! He ahí la necesidad suprema de Venezuela.

Entretanto, ¡Dios mío! mi voluntad se dirige todavía hacia Vos, sostenedme y haced que pueda daros todo lo que me resta... ¡Ay! ¡qué pobres e indignas de Vos son mis ofrendas! 25 de julio de 1818. Nos hallamos en la casa de mi buen cuñado el abate Lamartine, que se encuentra enfermo.

Todo esto se refiere á la terrible historia de Doña María la Brava, de que ya hicimos conmemoración en el Corrillo de la Hierba y de la cual voy á daros dos versiones á cual más interesantes. Dice el ya citado D. Modesto Falcón: «El drama comenzó en un juego de pelota.

No digo yo, respondió Miguel de Cervantes, por el temor de un viejo, que tal debe serlo quien, teniendo vos veintidós años, pretendió a vuestra madre antes que vos nacierais, sino por el de todos los trasgos, jigantes, enanos y vestiglos de los libros de caballería, y aun por el de los doce de la Tabla Redonda que vinieran a reñiros con toda la cohorte de magos y de encantadores que en los tales libros se nombran, dejara yo de venir a daros música y a hablar con vos, si era que vos me concedíais esta merced venturosa.

Señor duque le dijo , voy a causaros una gran sorpresa, porque vengo a tomar vuestras órdenes, a daros gracias por tantas bondades y a anunciaros mi inmediata partida. ¡Partir! exclamó el duque, con la expresión de la más viva sorpresa. , señor, sin demora. ¿Sin demora? ¿Y María? María no viene conmigo. Vamos, don Federico, os chanceáis. No puede ser.

"Hijo Pablos que por el mucho amor que me tenía me llamaba así : las ocupaciones grandes de esta plaza en que me tiene ocupado su majestad no me han dado lugar a hacer esto; que si algo tiene malo el servir al rey, es el trabajo; aunque se desquita con esta negra honrilla de ser sus criados. Pésame de daros nuevas de poco gusto.

Inés no cesaba un momento de gemir, y tanto a mi compañero como a nos mostraba repugnancia, ordenándonos que la dejáramos sola, porque no quería vernos, y que la matáramos, porque no quería vivir. Su desesperación llegó a tal punto, que no la podíamos contener, y se nos escapaba de entre los brazos, diciendo que pues no le era posible salvaros la vida, quería daros a entrambos sepultura.

Muera yo si con mi muerte desdichada daros algún contento puedo; y vivid vos y olvidadme como cosa maldita que junto a vos para fenecer en vuestra hermosura y acabar en vuestras manos ha llegado.

Palabra del Dia

irrascible

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