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Actualizado: 5 de julio de 2025


Habiendo trazado el cuadro de nuestros viajes por Europa y América, hemos creido de nuestro deber dar tambien un lugar en nuestras páginas á la España, con el único objeto de darla á conocer tal cual es, deshaciendo en cuanto podamos las equivocadas opiniones que de ella se han formado por muchos viajeros.

En el estado incierto del crepúsculo cerebral, imaginaba Fortunata que el viento venía a la plaza a jugar con la hora. Cuando el reloj empezaba a darla, el viento la cogía en sus brazos y se la llevaba lejos, muy lejos... Después volvía para acá, describiendo una onda grandísima, y retumbaba ¡plam!, tan fuerte como si el sonoro metal estuviera dentro de la casa.

»Estaba esperando el cura la respuesta de Luscinda, que se detuvo un buen espacio en darla, y, cuando yo pensé que sacaba la daga para acreditarse, o desataba la lengua para decir alguna verdad o desengaño que en mi provecho redundase, oigo que dijo con voz desmayada y flaca: '' quiero''; y lo mesmo dijo don Fernando; y, dándole el anillo, quedaron en disoluble nudo ligados.

Todo lo cual oido por los señores, se levantaron en pié, y uno á uno fueron á él y le dieron grandes gracias, y mostraron que rescibian en gran merced ellos el hecho del tal desistirse de la tal dignidad y darla á su hijo Inca Yupanqui, que ellos tanto amaban é querian por Señor; y esto hecho, se tornaron á sentar.

"Faltábanme, por el tiempo en que tuve la fácil fortuna de descubrir en la obra dedicada á Sarmiento la Segunda parte de la crónica del Perú del desgraciado Cieza de Leon, medios de darla á la estampa. Quedó el asunto en tal estado.

Ahora sucedía todo lo contrario. Se hacía infinitas reflexiones para persuadirse a que la acusación de la encapuchada no era más que vil expresión de la envidia y el despecho en algún enemigo oculto, y a pesar de ellas no podía menos de darla fe. Cuando el coche paró, no se dió cuenta del tiempo que hacía que caminaba; lo mismo podía ser un día que un minuto.

Cuando salí del convento, dije al tío Manolillo: Esa paloma volará en cuanto halle una mano que la abra la jaula, y no me pesará que esa mano sea la mía. Si ella os ama dijo el tío Manolillo , por mi parte nada tengo que oponer. Me he propuesto darla gusto en todo. Pero, ¿qué es vuestra Dorotea? le pregunté. Es una historia me dijo.

Hasta aquí la nota del señor deán, escrita con desenfado íntimo, como para él solo, pues bien ajeno estaba el pobre de que yo había de jugarle la mala pasada de darla al público. Sigamos ahora la narración.

Algo que llevaba yo bien a la vista en mi actitud, y, sobre todo, en mi cara, debió de darla a entender hacia qué lado me inclinaba en el asunto que tanto me había recomendado ella, porque no insistió en la pregunta y se despidió de muy afectuosa.

Carmencita tendió por su rostro una sonrisa llena de lágrimas. La vieja, angustiada, le acarició las manos, y al punto exclamó: ¡Qué frío tienes!... ¿No llevas bastante abrigo? ¿Estás también enferma? La acogió en su regazo como para darla calor, y comenzó a besarla. Carmen rompió a llorar con espasmo anhelante.

Palabra del Dia

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