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Actualizado: 11 de junio de 2025


Díjole que se consideraba ofendido por la actitud observada por el señor de Lerne en casa de Diana Grey, por su afectación en hablar en inglés, durante el almuerzo, sabiendo, como sabía, que él, el dueño de la casa, no entendía aquel idioma, y finalmente, por su conducta en general, impertinente y provocadora.

El primero que se llegó al oído de la cabeza fue el mismo don Antonio, y díjole en voz sumisa, pero no tanto que de todos no fuese entendida: -Dime, cabeza, por la virtud que en ti se encierra: ¿qué pensamientos tengo yo agora? Y la cabeza le respondió, sin mover los labios, con voz clara y distinta, de modo que fue de todos entendida, esta razón: -Yo no juzgo de pensamientos.

Díjole después el pobre viejo que se moría de hambre; que no había entrado en su boca, en tres días, más que un pedazo de bacalao crudo que le dieron en una tienda, y algunos corruscos de pan, que mojaba en la fuente para reblandecerlos, porque ya no tenía hueso en la boca.

Enternecióse Sancho Panza con las razones de maese Pedro, y díjole: -No llores, maese Pedro, ni te lamentes, que me quiebras el corazón; porque te hago saber que es mi señor don Quijote tan católico y escrupuloso cristiano, que si él cae en la cuenta de que te ha hecho algún agravio, te lo sabrá y te lo querrá pagar y satisfacer con muchas ventajas.

Pero, al decir esto, se interrumpió a misma al notar la profunda palidez del marqués: paróse, pues, y tocándole en la espalda con su pequeña enguantada mano, díjole: ¡Realmente lo siente usted mucho, amigo mío! ¡Siento que mi existencia se desploma! replicó Pedro, sonriendo con tristeza . Escúcheme... crea usted que nunca olvidaré cuánto le debo... Pero, ¿está segura de que se va al convento?

El fraile administrador díjole entonces que si no los podía pagar, otro se encargaría de beneficiar aquellos terrenos. Muchos que la codiciaban se ofrecían. Cabesang Tales creyó que el fraile se chanceaba pero el fraile hablaba en serio y señalaba á uno de sus criados para tomar posesion del terreno.

Contentóse el soldado de la buena gracia del mozo, y díjole que si quería servir, que él le sacaría de aquel abatido oficio; a lo cual respondió Rincón que, por ser aquel día el primero que le usaba, no le quería dejar tan presto, hasta ver, a lo menos, lo que tenía de malo y bueno; y cuando no le contentase, él daba su palabra de servirle a él antes que a un canónigo.

En este tiempo llegaban a Gradas su camarada y don Cleofás , tratando de mudarse de aquella posada, porque ya tenía rastro dellos Cienllamas, cuando vieron entrar por la posta, tras un postillón, dos caballeros soldados vestidos a la moda, y díjole el Cojuelo a don Cleofás.

Salió de la cárcel; pero no quiso volver a estar con su compañero. #Díjole# que lo que pensaba hacer era, ya que él estaba determinado de seguir y pasar adelante con su propósito, comprar un asno y usar el oficio de aguador en tanto que estuviesen en Toledo; que con aquella cubierta no sería juzgado ni preso por vagamundo, y que con sola una carga de agua se podía andar todo el día por la ciudad a sus anchuras, mirando bobas.

Díjole también el encuentro de Jesús con la calavera, leyenda antigua, con olor de osamenta y color de otro mundo, importuna como la muerte. «El recontamiento de la doncella Carcayona» era a la vez deslumbrador y pavoroso.

Palabra del Dia

rigoleto

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