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Actualizado: 21 de junio de 2025
Tú también continuó estás algo tocado de ese afán de hacerte rico, aunque sea arruinando al mundo entero. No te culpo por esto; es la fiebre de la época, y la juventud es la que con más calor apadrina las ideas nuevas. Tienes razón; yo no puedo, yo no debo meterme en los negocios de Antonio; carezco de derecho. ¿Qué soy en aquella casa?
Por orgullo había desdeñado la riqueza, las galas, los deleites y los triunfos que a pesar de la impureza de su origen, hubiera ella podido lograr en el mundo. Sin embargo, yo cavilo mucho y de vez en cuando hago suposiciones y consideraciones que rebajan el mérito de Lucía y con las cuales también me culpo y miro mi desgracia como natural resultado de mi imprudente necedad.
ALARA. A ti no debo culparte, Que eres, en fin, mensajero; Aunque a buen tiempo has venido, Que no está aquí mi marido Y ha tres días que le espero; Pero a él, que es tan discreto Como nos dice la fama, Mucho le culpo. NU
»Yo soy hijo de Juan de Aguirre y de una muchacha, sirviente de casa de nuestra abuela. No le culpo a mi padre del abandono en que me han tenido. La fatalidad lo ha dispuesto así. »Tu marido y tú tendréis seguramente la idea de que soy un hombre perverso y dañino.
Con todo, entiéndelo bien, yo no te culpo ni te acrimino: eres mozo sin experiencia, y te enamoraste a los primeros pasos que diste fuera de tu hogar: no es extraño que hayas sido y todavía seas ciego y sordo, y que no veas ni oigas lo que tanto suena y has tenido delante de los ojos.
Tú eres moza, y en cualquier banda hallarás acomodo.... ¡Pero yo, triste de mí, con tantos años a cuestas, que voy a cumplir el ciento!... ¿Adonde iré, despedida de esta casa, donde gané el pan toda mi vida?... ¡Bien se me alcanza que no podía ya ganarlo!... ¡Y una boca, aun cuando no tenga dientes, es una carga muy grande!... ¡Y lo mucho es poco, cuando se reparte! ¡Y si los reinos se deshacen, qué no será las casas!... ¡Esta casa fué muy grande, mas agora repartida no será nada!... ¡Por eso, si culpo, es a la muerte que tanto me tarda!
Y no quejándome yo ni de la naturaleza, ni del orden social tal como los hombres han ido disponiéndole, muchísimo menos puedo quejarme de la divina providencia, que acato, adoro y bendigo. Apenas hay objeto que no vea yo de color de rosa, y siempre que se ennegrece, me culpo a mí y a nadie culpo.
Tan al por menor estáis, señora mía, dijo a este punto Margarita, que no es dable que no seáis vos aquella dama, que con tanta justicia mandó castigar al ciego y enloquecido, más bien que culpable, enamorado mío. Y no le culpo, porque vuestra hermosura es tal, que bien se alcanza que de todo otro amor aparte a un hombre, y le vuelva loco.
Pues con todas estas partes, que suelen ser el todo con que los hombres suelen y pueden vivir contentos, vivo yo el más despechado y el más desabrido hombre de todo el universo mundo; porque no sé qué días a esta parte me fatiga y aprieta un deseo tan estraño, y tan fuera del uso común de otros, que yo me maravillo de mí mismo, y me culpo y me riño a solas, y procuro callarlo y encubrirlo de mis proprios pensamientos; y así me ha sido posible salir con este secreto como si de industria procurara decillo a todo el mundo.
Salió bastante mejor que hubiera salido otra pecadora con menos ingenio y serenidad que ella; pero salió muy dolorida y alarmada. Refirió el caso a Guzmán, muy en voz baja y después de registrar hasta los rincones, temiendo que la oyeran, y también culpó a su amigo de este nuevo fruto de su vida de iniquidades y contubernios. No es ya hora la dijo Guzmán de liquidar esas cuentas tan envejecidas.
Palabra del Dia
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