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Actualizado: 21 de mayo de 2025
No, ya estoy bien. Y levantándose tomó de la estantería un frasco de azahar, vertió con mano temblorosa una cucharada y la tragó. Después se enjugó el rostro cuidadosamente con el pañuelo y volvió á sentarse. Vamos á ver, ¿qué ha sido? le preguntó cariñosamente el joven.
En el fondo de la bodega de embarque estaba el cuarto de las referencias, «la biblioteca de la casa», como decía Montenegro. Una anaquelería con puertas de cristales guardaba alineados en compactas filas miles y miles de pequeños frascos, cuidadosamente tapados, cada uno con su etiqueta, en la que se consignaba una fecha.
De aquí tantos soberbios edificios de los siglos XVI y XVII, y de aquí también el haberse conservado cuidadosamente los de épocas anteriores.
Ahora bien, una mañana Silas estaba más atareado que de costumbre porque estaba armando una pieza en el telar, y tuvo que recurrir para esto a las tijeras. Este instrumento, gracias a una advertencia especial de Dolly, había estado siempre cuidadosamente fuera del alcance de Eppie.
Isidora ocultaba cuidadosamente la lenta y dolorosa catástrofe, procurando dar a la casa cierto aspecto de orden, y velar sus afanes bajo apariencias de mentirosa tranquilidad.
Hízolo así al cabo, rasgando el sobre por completo, y a la duda sucedió entonces en él la sorpresa y el azoramiento; encontróse con un pliego en blanco, de papel muy recio, doblado por la mitad en dos partes: en la superior destacábase, cuidadosamente pegado con goma, un gran sello de lacre verde, del diámetro de medio duro... Al pronto no distinguió bien Jacobo lo que era aquello; llegaba la luz muy debilitada, filtrándose por los visillos del balcón y la gran cortina de tul bordado, en una sola pieza, que arrancando de los lambrequines de damasco amarillo llegaba hasta el suelo barriendo la alfombra.
Un instante después aparecía en el despacho el rostro espantable del paisano Barragán. Lo primero que hizo antes de saludar fue cerrar cuidadosamente la puerta. Luego, dirigiendo miradas torvas en derredor y entregándose a una serie de muecas a cual más odiosa y espeluznante, avanzó cautelosamente hacia Tristán y le puso una mano sobre el hombro.
Mientras tanto Octavio separaba un lápiz de oro que pendía como dije de la cadena de su reloj, y volviendo un cartón del revés escribió estas palabras: «Adiós, dueño mío; voy á pensar en ti». Después presentó el cartón á su novia. La niña se rió, y pidiéndole el lápiz comenzó á borrar lenta y cuidadosamente lo escrito.
Entré, y por un rato halleme desorientado en la profunda oscuridad del zaguán; pero a tientas y cuidadosamente pude llegar al patio, donde la claridad del cielo que por la cubierta de vidrios entraba, me permitió marchar con pie más seguro. Abriendo la segunda puerta que daba paso a la escalera, subí muy despacio asido al barandal.
La habitación del Duque seguía cerrada y obscura, pero en la ventana de Antonieta se veía el reflejo de la luz que brillaba en su cuarto. Entonces oí el leve rumor, apenas perceptible. Provenía del otro lado de la puerta que daba paso al puente, y no tardé en oír también el ruido de una llave cuidadosamente introducida en la cerradura. ¿Qué puerta era aquélla?
Palabra del Dia
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