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Actualizado: 6 de julio de 2025
Y yendo más lejos aún, en esta suposición, que desechaba al punto por herética, y de la que nunca dejaba de retractarse, fantaseaba que, así como hay diablos en el infierno, también debía de haberlos en el purgatorio, para cuidar de las ánimas benditas y para atormentarlas, no por mero y cruel castigo, sino a fin de que quedasen limpias de toda mácula y capaces ya de perdurable vida.
Al verte por vez primera, recordé tu rostro y columbré su semejanza en la nebulosa lejanía de tiempos pasados. Reminiscencias confusas de una vida anterior se despertaron en mi alma. En tierras muy remotas, nacida yo en humilde, en casi vil condición, te había amado y había sido tuya. ¡Tú te avergonzabas de mí, cruel! Tú me abandonaste. Morir fue mi sino, pero no quise morir desesperada.
El carácter violentísimo de aquella mujer, exacerbado por la continua contemplación de una desgracia, que hacía mayor su melancólica fantasía, la impulsaba á tratar á su marido, á su hija y á muchos de los que la rodeaban, con un despego, con una dureza cruel, de la que en el fondo del corazón, que era bueno, se arrepentía ella al cabo, no siendo fecundo este arrepentimiento sino en nuevos motivos de disgustos y de amarguras.
Lo colocaban demasiado alto, de donde, su estimación se hacía cruel. El corazón sensible, el sufrimiento del hijo adoptivo, escapaba a su penetración, y Juan se sorprendía de sentirse, de pronto, tan lejos de ellos.
Era el goce de la sensualidad el que se desprendía de su ser; pero era también el deleite maligno del capricho cumplido, de la venganza y la traición. El conde de Onís se sentía cada día más subyugado. Las caricias de su amada eran abrasadoras; pero los ojos guardaban siempre, en lo más hondo, un reflejo cruel de fiera domesticada. Sentía amor y miedo al mismo tiempo.
Sí, señora respondió Francisca, en el último fondo, en el sitio que no se ve ni se oye, es buena y dulce como el azúcar. Niña cruel dijo la abuela encogiéndose de hombros. Lo cierto es siguió diciendo la Melanval, que la mayor parte de nuestras obras tienen como presidentas o como fundadoras mujeres solteras... Sería imposible hacer una lista...
Con esto la niña, que había mostrado siempre marcada inclinación a las pompas mundanas, se puso insufrible. Parecía una sultana cruel y despótica. A fuerza de ver inmediatamente obedecidos sus caprichos, ni sabía ella misma lo que quería. Tan pronto llamaba a un mancebo y le permitía sentarse a sus pies y le escuchaba y le miraba amablemente, como le arrojaba con ademán feroz y viento fresco.
Te he mentido siempre; he escapado á todas tus averiguaciones en nuestra época feliz. Quería guardar en secreto mi vida anterior... ¡olvidarla! Ahora debo decir la verdad, la definitiva verdad, como si fuese á morir. Cuando la conozcas serás menos cruel. Pero su oyente no quería escucharla.
Fue viendo que el hombre, envilecido desde su nacimiento por una culpa ajena, no puede redimirse de ella; supo que el alma, capaz del crimen, está hecha a semejanza de Dios; leyó que la misericordia celeste puede ser también cruel, haciendo eternos los castigos, y que la voluntad divina es capaz de trastornar las leyes eternas de la materia y la energía.
Palabra del Dia
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