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Actualizado: 18 de mayo de 2025


Ayer fue día de la Cruz y estuvo el lugar muy animado. En cada calle hubo seis o siete cruces de Mayo llenas de flores, si bien ninguna tan bella como la que puso Pepita en la puerta de su casa. Era un mar de flores el que engalanaba la cruz. Por la noche tuvimos fiesta en casa de Pepita.

Los místicos, los santos, que todos fueron solteros, aceptando todas las cruces, menos la del matrimonio con lo cual su santidad desmerece un poco por falta de sometimiento a prueba completa decían que al matrimonio, como a la muerte, es difícil llegar bien preparados.

En toda la plaza se ven muchos indios disciplinantes, y entre ellos algunas indias, que unos y otros se azotan bárbaramente, haciéndose punzar las espaldas y algunos los muslos, de donde corre con abundancia la sangre; otros cargan pesadísimas cruces sobre sus hombros, otros aspados o puestos en cruz, otros con grillos, etc.

Y vio que la Pepa estaba cortando dos palos. ¿Qué estás haciendo? le preguntó. Después de vacilar un momento, ella contestó, trémula de miedo: Una cruz para los muertos. ¡Dejáte de cruces, gallega, y sacá pronto las ropas del mocito que está en la zanja todavía vestido! La Pepa despojó también el cadáver de Peñálvez, y después, creyendo ya dormido al Chucro, fue a terminar su cruz.

En cuanto ven las escalas paradas se sublevan en uno u otro sentido, que eso es para ellos lo de menos, y ¡vengan empleos y cruces pensionadas!... Yo sostengo que mientras existan soldados no habrá tranquilidad en España. Pero, D. Cristóbal, ¿y si una nación extranjera nos atacase? El Jubilado dejó escapar una risita irónica y sacudió algunas veces la cabeza antes de contestar.

Todas dependian de sus respectivos prelados, y las grandes mercedes hechas por los monarcas á aquellas célebres casas de Compludo, de S. Pedro de Montes, del real monasterio de Sahagun y otras por el estilo, se reducen generalmente á donaciones de tierras, que suelen ser cotos redondos con montes, valles y heredades, deslindados por sus términos y mojones; y de vasos sagrados, relicarios, cruces, coronas, ornamentos y frontales, y otros objetos á este tenor, todos los cuales se especifican menudamente.

¡Quita allá!... ni para qué quiere esta mantones. ¡Buenos están los tiempos! ¿Y qué precio?... ¡Cincuenta duros! Ajajá... ¡qué gracia! Los tengo yo del propio Senquá, mucho más floreados que ese y los doy a veinticinco. Quisiera verlos... ¿Sabe lo que le digo? Que me caiga muerta aquí mismo, si no es verdad que me han ofrecido treinta y ocho y no lo he querido dar... Mire, por estas cruces.

Llegó Sancho, y, como vio el rostro del bachiller Carrasco, comenzó a hacerse mil cruces y a santiguarse otras tantas.

Las ojeadas interesantes que las mujeres lanzaban al buen mozo le producían cierto cosquilleo de vanidad é inquietud. Todos los militares que encontraba, por más galones y cruces que ostentasen, le parecían «emboscados» indignos de compararse con Julio.

Los caballeros maestrantes lucían sus uniformes obscuros, los sanjuanistas su cruz roja, y hasta los oficiales de reemplazo y los del batallón de Veteranos se adosaban los arreos militares para acompañar a la señora en la visita a los templos y lucir de paso sobre el pecho las recién frotadas cruces.

Palabra del Dia

bagani

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