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En una palabra: mis vecinos tienen el balcón por casa, excepto para dormir y vestirse; y ni aun en estas dos ocasiones quieren prescindir totalmente de la publicidad. Tremontorio y Bolina, especialmente, se mudan la camisa y los pantalones en medio de la sala ... con todas las puertas abiertas; pero donde se echan los botones y se amarran la cintura con la indispensable correa, es en el balcón.

Nolo, aunque de la misma estatura que el caudillo de Lorío, era menos corpulento; mas lo que le cedía en cuerpo se lo ganaba en flexibilidad y ligereza. Se habían arrollado la chaqueta al brazo izquierdo para que les sirviese de escudo. El palo de Nolo era corto, de acebuche, pintado al fuego y sujeto á la muñeca por una correa. El de Toribio largo y pesado de roble.

Era Gurdilo, el célebre jefe de la oposición al actual gobierno: una hembra alta, desprovista de carnes, con el cutis avellanado como si fuese de correa, y unos tendones gruesos y tirantes que se marcaban en el cuello, en los brazos y en las demás partes visibles de su cuerpo.

El hombre alto sentado junto a éste, dormía con el brazo pasado por la colgante correa, y apoyada la cabeza en ella, formaba como un objeto fofo e indefinible, parecía que se hubiese ahorcado a propio, y le hubieran cortado la cuerda que le había servido de instrumento.

Los adalides que los guian saben todos los caminos de las tierras que recorren; no llevan mas que una camisa muy corta, sea verano ó invierno, en las piernas unas calzas de cuero, abarcas en los piés, en la cintura una correa con un buen cuchillo, casco en la cabeza, lanza y dardo en mano, y una bolsa de piel á la espalda con pan para dos ó tres dias... Son todos catalanes y aragonesesVéase la nota 162 á la Crónica de Fr.

Al amanecer cesó la persecución. Ya no se veía a nadie en la carretera. Creo que podemos parar gritó Bautista . ¿Eh? Llevamos otra vez el tiro roto. ¿Paramos? , para dijo Martín ; no se ve a nadie. Paró Bautista, y tuvieron que componer de nuevo otra correa. El demandadero rezaba y gemía en el coche; Zalacaín le hizo salir de dentro a empujones.

Tampoco dió importancia á este accidente. Su pensamiento no estaba mudo, y bastaría para que él y la difunta se entendiesen. Aquí estoy, difunta Correa dijo mentalmente . He tardado un poco, pero no fué por mi culpa: bien lo sabe usted y su hijito. Traigo el préstamo, con los intereses que le prometí. Son cuarenta pesos.... No he podido traer más.... Me ha sido imposible juntar más....

También usted se apura ahí por una chanza, por una tontería, lo mismo que si ya todo el mundo le señalase con el dedo.... Se necesita una vara de correa para vivir entre gentes. A este paso no le arriendo la ganancia, porque no va a sacar para disgustos. Caviloso y cejijunto, había cogido Julián un palito que andaba por el suelo, y se entretenía en clavarlo en la hierba.

En el borde blanco del periódico declaró que tomaba á préstamo de la difunta Correa la expresada cantidad, comprometiéndose á devolvérsela sobre la misma tumba en el plazo de un año; y para hacer más solemne su compromiso, metió en cada palabra dos ó tres mayúsculas. Después puso su firma: Rosalindo Ovejero, con las letras todo lo más grandes que le permitió la escasez del papel.

Al ver a Jaime se levantó el cantor, dejando el tamborcillo pendiente de una correa sujeta al brazo izquierdo, mientras con la mano derecha, que aún empuñaba el palillo, tocaba el ala de su sombrero. ¡Bon día tengui! Febrer, que como buen mallorquín creía en la ferocidad de los ibicencos, admiraba sin embargo su aspecto cortés al encontrarlos en los caminos.