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Actualizado: 2 de julio de 2025


Pero le exhortó a que llevara con paciencia sus trabajos, pues no estaba obligado a menos un hombre de su fe y de su correa. A lo que contestó el enfermo, con toda la iracundia que pudo hallar entre el montón de sus propias ruinas: ¿Todavía te paez cosa de la mi paciencia, condenao?

Fué inútil que lo golpease; y al fin, comprendiendo que no podría contar más con su auxilio, el hombre siguió adelante. Volvería al día siguiente para recoger lo que aún quedaba en las alforjas. Por el momento, lo urgente era llegar hasta la difunta Correa.

Se trataba de un «sucedido», aunque extremadamente remoto, pues ocurrió algunos años después que Adán y Eva fueron expulsados del Paraíso y condenados á ganar el pan con el sudor de su rostro.... ¡Cómo hubo de trabajar el pobre Adán!... El tío Correa fué enumerando todas las cosas que el primer hombre se vió obligado á improvisar para cumplir sus obligaciones de padre de familia.

Señaló, pues, el P. Provincial para entrar por lo boca del río Pilcomayo á los PP. Gabriel Patiño y Lucas Rodríguez, ambos nacidos en la ciudad de la Asunción, y á la sazón Misioneros de los Guaranís; y del colegio del Paraguay despachó al hermano Bartolomé de Niebla, andaluz, y á un donado portugués llamado Faustino Correa, con algunos indios Guaranís, para que si fuese necesario defendiesen á los Padres de las invasiones de los infieles.

Al llegar aquí, el tío Correa interrumpió su relato para dar una explicación que consideraba necesaria. Como Dios es un rey, los que le rodean se esfuerzan por imitar á los cortesanos terrenales, adoptando todos los sentimientos y las pasiones de su regio amo con más firmeza que éste.

pasarás por donde la difunta Correa, ¿no es eso, hermano?... Pues bien; cuando llegues á su sepultura, le dejas bajo la piedra estos treinta pesos. Ella me dió ocho y unos centavos, pero hay que ser rumboso con los que nos favorecen, y además la pobre tal vez está necesitada de misas.

Pero Correa casado con una cuñada de Colón, encontraba en la isla de Puerto Santo un madero labrado en la misma forma, además de varias cañas tan gruesas, «que en un cañuto de ellas podían caber tres azumbres de agua o de vino». Los vecinos de la islas de los Azores, siempre que soplaban recios vientos de Poniente o Noroeste encontraban en sus playas grandes pinos arrastrados por las olas.

Es la hija explicó sin manifestar sorpresa el barquillero, que embolsaba la calderilla y bajaba el hombro para ceñirse otra vez la correa. Por lo visto, eres la señorita de Rosendez murmuró el alférez en son de broma . Vamos, Borrén, usted que es animado, dígale algo a esta pollita.

Hubo una larga pausa, y el tío Correa terminó así: Vosotros y yo, y todos los que pasamos la vida encorvados sobre la tierra para sostener nuestra miserable existencia, somos los descendientes de aquellos infelices que nuestra primera madre encerró en el establo. Los segadores quedaron en un prolongado y reflexivo silencio.

5 Y salía a él toda la provincia de Judea, y los de Jerusalén; y eran todos, bautizados por él en el río del Jordán, confesando sus pecados. 7 Y predicaba, diciendo: Viene tras el que es más poderoso que yo, al cual no soy digno de desatar encorvado la correa de sus zapatos. 8 Yo a la verdad os he bautizado con agua; mas él os bautizará con Espíritu Santo.

Palabra del Dia

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