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Actualizado: 17 de julio de 2025
D. Fernando VII y sus legítimos sucesores en la corona de España; ¿no son estos vuestros sentimientos? Esos mismos son los objetos de nuestros conatos. Reposad en nuestro desvelo y fatigas; dejad á nuestro cuidado todo lo que en la causa pública dependa de nuestras facultades y arbítrios, y entregaos á la mas estrecha union y conformidad recíproca en la tierna efusion de estos afectos.
Se opone en apariencia, pero su voluntad, ya sin energía, aprueba el propósito. El Cardenal convoca precipitadamente al Consejo de Estado á solemne sesión parlamentaria. Sesión del Parlamento. Enrique aparece en el trono con Catalina, llevando corona y cetro; siéntase junto á la Reina la princesa María, y Wolsey está de pie detrás del Rey.
El gobierno español, obrando de una manera contraria á mi injusta desconfianza, no había vacilado en desempeñar la palabra del Rey Felipe, y en el momento mismo en que un decreto supremo acababa de abocar á la corona la sucesión inmensa de los Porhoet, por otro decreto la restituyó noblemente á su legítimo heredero.
Yo soy el pescador, amiga mia, Tú eres la reina, que si acaso un dia Pidieses á mi ardor Una joya de adorno á tu belleza, Como esclavo, en el mar de mi cabeza Fuera á buscar la perla del amor. Si fuese rey, te diera mi corona, Y mi imperio desde una á la otra zona, Del mar undoso las flotantes quillas, Mis vasallos postrados de rodillas, Por obtener de tí, mujer amada, Tan solo una mirada!
Una imágen de talla de tres cuartas de alto de nuestra Señora de la Concepción con su corona de plata, la imagen estofada de colores y oro con su peana dorada, que es la que estaba en la Capilla de las Reales Almonas. SIGUEN LAS PINTURAS. Una tabla embutida en la pared, en la meseta principal de la escalera, de ntra. Señora con el Niño Jesús, guarnecida de flores, con moldura dorada y cristal.
Su ahijado se lo imaginaba á todas horas con una corona de laurel en las sienes, lo mismo que aquellos poetas misteriosos y ciegos cuyos retratos y bustos ornaban la biblioteca. Veía perfectamente su cabeza limpia de tal adorno, pero la realidad perdía todo valor ante la firmeza de sus concepciones. Su padrino debía llevar corona cuando él no estaba presente.
17 Y el rey amó a Ester sobre todas las mujeres, y halló gracia y misericordia delante de él más que todas las vírgenes; y puso la corona del reino en su cabeza, y la hizo reina en lugar de Vasti.
Y consiste en que Toledo es una ciudad diez veces histórica, que diez veces ha resucitado de sus cenizas, que ha puesto en su frente corona sobre corona, llegando al cabo á verse investida de toda la grandeza de la historia patria.
Puede suceder asimismo que el monarca sea un ignorante, porque si se reina por derecho divino, no se estudia ni se aprende sino por esfuerzo propio, quemándose las pestañas como cualquier simple mortal. «Un rey ignorante es un asno con corona», según siglos hace dijo uno de ellos, Alfonso V. El estudio es un trabajo plebeyo, y no está bien que los reyes desciendan a ocupaciones propias de los vasallos.
Pero ahora, después de haber obtenido la corona del martirio, la duda desapareció.
Palabra del Dia
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