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Actualizado: 19 de junio de 2025


Necesitaba refrescar la cabeza, coordinar las ideas, pensar en algo que pudiera contrarrestar aquel golpe. Paseó algún tiempo entre calles: al cabo, rendido moral y físicamente, entró en el café Suizo y pidió una botella de cerveza. Allá en un rincón, formando tertulia con algunos señores graves, vio a su amigo Romadonga, que le dirigió un cariñoso saludo con la mano.

Contemplando aquello el hombre dormido se obstina en avivar recuerdos y coordinar ideas, pero es en vano; porque las memorias no obedecen a la evocación y los pensamientos se alteran. Luego su atención y sus ojos son imperiosamente atraídos por algo que le suspende y encanta.

Allí se detuvo y quiso coordinar sus ideas. ¿Por qué corría? ¿Qué había pasado? No se daba razón de aquella huida repentina. Trató de volverse y penetrar de nuevo en la estancia de su esposa y entrar en explicaciones; pero las piernas se negaron a obedecerle. Un horror instintivo, como si hubiese delante un pozo negro y hondo, le detuvo.

Al cabo de muchos días, cuando el pueblo pudo coordinar sus ideas acerca de la escena que acabamos de referir, hubo más de una versión de lo que había ocurrido en el tablado de la picota. La mayor parte de los espectadores aseguró haber visto impresa en la carne del pecho del infeliz ministro una LETRA ESCARLATA, que era la exacta reproducción de la que tenía Ester en el vestido.

Entonces se llevó el pañuelo a la cara como para sonarse, y prosiguió su camino. ¿Adónde iba? Marchó a la ventura largo rato, tratando de coordinar sus ideas. Al fin no halló otra cosa mejor que dirigirse a su antiguo alojamiento. Pero esto le causaba profundo disgusto y humillación. ¿Cómo responder a las preguntas de su antigua patrona? ¿Qué explicación iba a dar a sus compañeros?

Acomodóse en un sillón, y mientras la tía Eugenia hacía crujir la pluma con su mano seca y nerviosa, empezó a coordinar el exordio del discurso que pensaba dirigirla. Aquélla dió a los pocos minutos un gran plumazo estridente que debió corresponder a su rúbrica, y arrancándose vivamente las gafas, dijo: Ya soy tuya, Pepe.

Reflexionó en silencio, queriendo coordinar sus recuerdos confusos; pero asustada ante el esfuerzo que esto suponía, añadió por su cuenta: Imagínate una guerra. ¡Qué horror! La vida social paralizada. Se acabarían las reuniones, los trajes, los teatros. Hasta es posible que no se inventasen modas.

No hay palabras con que expresar el asombro de Ruiloz, asombro mezclado de pena, pues su primera suposición fue que Julia seguía enamorada de Javier. Trató, sin embargo, de coordinar sus pensamientos, y preguntó a la vieja: Pero dígame V.: después de todo esto, ¿cómo sigue la señorita Julia viviendo en la casa? Viven y no viven juntos.

Viéndome perdida, porque trataba de pasar de las palabras a las obras, cogí un Santo Cristo de ébano que había sobre la mesa de noche y lo puse delante de , diciendo: ¡Señor, protegedme!... Entonces él, como si viera el diablo, se marchó corriendo... Después tuve dos ataques muy fuertes. Creí que me moría. Cuando pude coordinar las ideas, era ya cerca de noche.

Yo doy poca importancia en la vida de un hombre al lugar de su nacimiento. Cada uno nace donde puede, donde le dejan nacer, y esto nada significa en la formación de nuestro carácter. Así es. Nuestra patria verdadera está allí donde esbozamos el alma, donde aprendemos a hablar, a coordinar las ideas por medio del lenguaje y nos moldeamos en una tradición.

Palabra del Dia

rigoleto

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