Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 16 de junio de 2025
El casamiento, cristianamente considerado, no presupone historia amorosa, por muy delicada y limpia que sea. Es más bien un contrato, purificado, santificado y sancionado por la religión, cuyo fin principal es la fundación de las familias, la educación de los hijos y la conservación de los linajes. Tan cumplir con un deber es casarse como entrar en religión.
El duque de Carvajal, que era un hombre práctico, había añadido al contrato las dos cláusulas siguientes: primera, que la Condesa se obligaba a no volver a casarse; y segunda, que, en caso de muerte, todos sus bienes, tanto de España como del reino de Napóles, pasarían a ser propiedad de su hermana. No admitimos semejantes condiciones dijeron a la vez los prometidos esposos.
Con estos antecedentes, excuso manifestar á mis lectores que todo empresario de provincias lo primero que pide en el contrato es que los artistas han de ser traídos, llevados comidos y bebidos por cuenta de la principalía. Si esta no tiene la amarga experiencia que da la práctica y cae en tal contrato sin ponerle cortapisas, se ha divertido.
Baltasar de Pineda autor de comedias contrató en 700 ducados dos carros de representaciones «La humanidad del hombre» y la «Venta del mundo» .
Porque, en fin, la duda no era posible: en la casa del señor de Villemaurin lo habían puesto de patitas en la calle. ¡Y el contrato de matrimonio estaba allí, en su mano! ¡aquel contrato redactado con tan singular esmero, en tan brillante estilo, y cuya lectura no había sido escuchada! Sin haber podido dar con la solución a aquel problema, encontrose en el patio de su hotel.
Está bien. ¿Sabe usted que si tiene suerte se va usted a ganar veinticuatro mil duros...? Y si no me pegarán un tiro. Exacto. ¿Acepta usted? Sí, señor, acepto. Bueno. Entonces estamos conformes. Pero yo exijo que usted me formalice este contrato por escrito dijo Martín. No tengo inconveniente. El judío quedó un poco perplejo y, después de vacilar un poco, preguntó: ¿Cómo quiere usted que lo haga?
Le aseguro que no dejaba de hallarme conmovido, cuando comencé esta mañana, ante un imponente auditorio, la lectura de esta acta irrevocable. Por mi parte interrumpió la señorita de Porhoet no tenía una sola gota de sangre en las venas. La primera parte del contrato, era tan conveniente para el enemigo, que lo creí todo perdido.
Con su historiada corbata, sus guantes impecables, sus zapatos de baile, el sombrero debajo del brazo izquierdo, y el contrato en la mano derecha, fue a presentar sus respetos a la marquesa, atravesó con modestia el círculo formado por los que la rodeaban, inclinose ante ella, y le dijo: Cheñora marquecha, aquí teneich el contrato de boda de vuechtra cheñorita hija.
Sin eso, habría quedado deshonrado y perdido ante el comercio de Barcelona. La sola palabra dicho, pronunciada despues de una conversacion clara, cierra un contrato y lo hace obligatorio. Como todo se puede verificar luego, no se piensa jamas que un negociante conocido pueda faltar á la verdad ni cometer un fraude.
Parece imposible replicó Su Majestad, pues Farinelli pretende tener sobre usted el derecho de casarla y entregarle una buena dote, siendo, como es, en la actualidad, su único pariente... Vea usted, y convénzase de lo que le digo continuó mostrándole un pergamino que había sobre una mesa; ahí tiene ese contrato por el que le cede una parte de su fortuna.
Palabra del Dia
Otros Mirando