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Actualizado: 1 de mayo de 2025
Me voy, celebrando mucho que no haya sido el objeto de su persecución el que yo sospechaba.... De todos modos, sin embargo, le ruego no continúe en ella.... Ya ve usted; soy casada, y cualquiera podría pensar que yo la aliento o doy algún motivo.... Pierda usted cuidado, señora. Desde el momento en que a usted le molesta me guardaré de seguirla.
Cuando salía de mi clase estaba como embriagado con una deliciosa embriaguez. ¡Cómo me despreciaba en seguida, Dios mío...! Muchas veces estuve a punto de correr aquí para rogarle que me librara de esta tarea, de la que era indigno. Fuí cobarde y continué. Soy el mal sacerdote de la religión académica. ¡Eso es, señora...!
Escúcheme, le ruego continué con fingida severidad. Es usted joven, muy bella y rica; posee, por lo tanto, los tres atributos necesarios que hacen que una mujer sea preferida en nuestra actual época moderna, ya que ahora se estiman en tan poca cosa el amor y los sentimientos.
Procuraré hacer siempre lo que sea de tu agrado continué; y al notar su sonrisa y el leve rubor, no pude menos de decirme, que por lo pronto, representaba bien el panel de Rey y aun le estaba haciendo a éste un famoso servicio. Proseguí, pues, con toda sinceridad. Te aseguro, mi querida prima, que nada en mi vida me ha afectado tan profundamente como la recepción de que he sido objeto hoy.
¿Y para la que no acepta la resignación?... Para esa no hay más que la rebelión añadí convencida. Las honradas faltarán al honor haciendo traición a quien puedan... Las otras caerán más bajo todavía... Es triste continué, pues si la sociedad no protege a sus individuos, se protegerán ellos mismos y volverá a empezar la lucha cuerpo a cuerpo, con la traición además...
Y lo que teme, sobre todo, es que yo me queje al señor de Pavol, y le pida que me lleve a su casa. La amenazaré con escribirle a mi tío, y no estoy muy lejos continué después de un instante de reflexión, de hacerlo el día menos pensado. ¡Bah! siquiera eso es una cosa inocente dijo sonriendo el buen cura. ¡Veis, veis: vos mismo me aprobáis! exclamé batiendo palmas.
Así se hizo en efecto, y mientras esto ocurría, yo continué de ministro plenipotenciario en situación expectante, recibiendo del príncipe de Polignac cuantas distinciones eran compatibles con mi obstinado empeño de no tomar parte alguna en los trabajos del Gobierno.
Siendo todo ojos y oídos, continué mi marcha, sacando la mayor ventaja posible de la sombra, pero parecía que había tomado una dirección diferente de la que yo había creído, dado que habían partido casi cinco minutos antes que yo.
La Sala de Buenos Aires le ruega, le suplica que continúe haciendo sacrificios por la patria; Rosas se deja persuadir, continúa tan sólo por seis meses más; pasan los seis meses y se abandona la farsa de la elección. Y, en efecto: ¿qué necesidad tiene de ser electo un jefe que ha arraigado el poder en su persona? ¿Quién le pide cuenta temblando del terror que les ha inspirado a todos?
Que hasta tanto, q. se cumpliere la dicha cantidad de renta, aunque se le dé alguna parte de ella, se continue la pension de quatro mill escudos, que agora tiene, mandado q. se consignen en parte que con effecto los cobre.
Palabra del Dia
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