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Actualizado: 13 de junio de 2025


Después, más esfumada, más indecisa, la cara de la dulce compañera, de Sagrario, contemplándole con ojos llorosos de inmensa pena, besándolo con la mirada, sin que la intimidasen los hombres negros y las armas que la rodeaban.

El infeliz padre, al salir del cuarto de Magdalena con los ojos hundidos y el rostro lívido, como un espectro que saliera del sepulcro, retrocedió cegado por el vivo resplandor de la luz del día. Ya van pasadas veinticuatro horas dijo con ademán meditabundo. Y estrechó la mano a Amaury, contemplándole en silencio. Quizás pensaba demasiadas cosas para poder expresarlas.

¡Abandonarlo todo por ella! ¡Correr la tierra, libres y orgullosos de su amor!... Y en ese mundo encontraría a muchos de sus antecesores contemplándole con mirada curiosa e irónica; sobrevivientes de las pasadas aventuras que, en su presencia, la desnudarían con la mirada, adivinando de antemano las frases entrecortadas que ella había de decir por la noche, los extravíos de su pasión nunca satisfecha.

¡Y que no tiene quita el gachó! ¡Y que no sabe lo que son mujeres! siguió la hermosa contemplándole con admiración. "¡Malo! ¡malo!" dijo para el banquero. Sin embargo, las caricias de su querida le hacían feliz.

¡Cuánto agradezco que haya usted venido!... Temblaba ante la idea de pasar sola estas horas de la noche. ¡Me aburro tanto aquí!... Por eso le supliqué hoy, cuando nos separamos, que no me abandonase... Y al decir esto tomó una mano de Watson, contemplándole al mismo tiempo con ojos acariciadores.

¡Si El te oyese! decía con convicción tengo la certeza de que se mostraría satisfecho. Y así corrieron el mundo los dos. En primavera contemplándole ella desde lejos, con la batuta en la mano, haciendo surgir alada y victoriosa la gloria del maestro de las masas de instrumentación que se ocultaban en la bávara colina de Bayreuth, en el foso llamado el Abismo Místico.

Pensó además en su cortijo, que estaba a merced del Plumitas, en la vida campestre, que sólo era posible guardando buenas relaciones con aquel personaje extraordinario. Para él debía ser el toro. Sonrió al bandido, que seguía contemplándole con rostro plácido, se quitó la montera, y gritó dirigiéndose a la revuelta muchedumbre, aunque con los ojos fijos en Plumitas. ¡Vaya por ustés!

Andreíña hila y otros criados desgranan maíz, a la redonda de una cesta colmada de mazorcas. Hablan en voz baja, atentos a los pasos que vienen y van en la alcoba donde murió la señora ama. La puerta está cerrada, y de tiempo en tiempo alguno de los criados se acerca sin ruido y escucha. Los otros callan contemplándole, y cuando se les junta, otra vez comienza el cálido susurro de la conversación.

Marta escanciaba y seguía contemplándole con sus grandes ojos serenos, por donde resbalaba una leve sonrisa de complacencia sensual. Parecía que era ella la que se estaba atracando. Mira, chica, haz el favor de comer también, porque me da pena verte. Parece que te han castigado... La niña no tenía apetito y se negó a tomar el plato que le presentó.

¡Bienvenido, primo mío! exclamó acercándose y dándome una palmada en el hombro, sin cesar de reírse. Muy disculpable es mi sorpresa, porque no todos los días ve un hombre su propia imagen contemplándole frente a frente. ¿Verdad, señores? Espero no haber incurrido en el desagrado de Vuestra Majestad... comencé a decir. ¡No, a fe mía!

Palabra del Dia

lanterna

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