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Actualizado: 2 de julio de 2025
Ilustrado su entendimiento con la lección y Comunicación de los más doctos de su tiempo especialmente del Licenciado Francisco Pacheco mi tio ... etc. Por el dicho del pintor Pacheco consta que entre los retratos figuraba el del licenciado Carlos de Negron; y Don Adolfo de Castro consigna en sus notas al Buscapié, que también tuvo los de Nicolás Monardes y Ambrosio de Morales.
Newton se inmortalizó con su sistema de la atraccion universal, y sin embargo comienza por confesar su ignorancia sobre la causa del efecto que consigna. Cuando se quiere salir de los fenómenos y del cálculo á que ellos dan lugar, se entra en el terreno de la metafísica.
Bastaba que Su Excelencia se apartase a leer en un rincón de la cubierta, para que al momento este rincón quedase aislado con atadijos de maromas, y junto a ellas un marinero de guardia con la consigna de que nadie viniese a turbar un estudio del que dependía tal vez la suerte de varios pueblos. Y lo que leía Su Excelencia era una novela de folletín.
Tan sólo la duquesa de Bara, fiel a la consigna del caudillo, habíase apresurado a sentarse entre las dos ministras cesantes: la de Martínez, mujer sencillísima y modesta, que se hallaba allí como gallina en corral ajeno, y la de García Gómez, cursi pretenciosa, que pretendía deslumbrar a pájara tan larga como la duquesa con sus alardes de elegancia y de buen tono.
Otro papel, escrito por el Secretario de Antonio Pérez , refiriendo la ejecución de Pinilla, consigna que hasta el momento del suplicio no confesó otra cosa sino que había venido á tratar con su amo; lo mismo que viene á declarar L'Etoile en el Journal de Henri IV, esto es, que murió convicto.
Una numerosa fuerza mandada por Sarto se dirigiría sigilosamente a la puerta principal del castillo nuevo. Si se viese descubierta, la consigna sería matar a cuantos hallasen a su paso, empleando exclusivamente el arma blanca. Si no se presentase obstáculo imprevisto, Sarto y su gente se hallarían a la puerta al abrirla Juan.
Era generoso, y una vez casi lloró porque lo mandaron al Once de Septiembre y no le dieron dos pesos de los viejos para el tramway; era suertudo en lides de amor, y la mujer se le escapó con un sepulturero de la Recoleta, que se iba como administrador del Cementerio de Navarro ; era sobrio y por lo general lo arrestaban por ebrio; y era valiente, y hubo que darlo de baja porque desertó una consigna, perseguido por unos vendedores de diarios, que le quitaron el machete y el kepí.
Pero he aquí que cuando venía rendido y jadeante de una de estas revistas se le acerca en la Carrera de San Jerónimo un amigo y le dice al oído: García, te prevengo que la obra de tu amigo será estrepitosamente silbada. Yo sé de una casa de la calle de Toledo donde se han reunido esta tarde hasta veinticuatro reventadores y esa ha sido la consigna.
Y en vez de descansar, volvía a hervir con un fuego mayor, se hinchaba con un burbujeo loco, absurdo, el más extraordinario, atrevido e insolente que consigna la Historia.
El dos se quiere hacer pasar por tres; el tres hace creer que es cuatro; el cuatro dice: «Si yo soy cinco», y así sucesivamente. Ya se van los coches» dijo Isidora, que apenas había oído la charla de su amigo. Era tarde. Llegaba el momento en que, cual si obedeciera a una consigna, los carruajes rompen filas y se dirigen hacía el Prado.
Palabra del Dia
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