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Actualizado: 2 de junio de 2025
No concurrían á ellas más que hombres y en vano algunas señoras de la alta sociedad, atraídas por los relatos que oían, quisieron ser invitadas. Se mantuvo la consigna y los secuaces de Epicuro que frecuentaban la casa del magistrado no vieron turbada su tranquilidad por la intervención de las mujeres.
Por lo demas, el postillon suizo, que comprende que su individuo es un funcionario público, se hace notar por su amabilidad, su inteligencia en la conduccion del vehículo y la regularidad de todos sus actos, exentos de brutalidad. El funcionario suizo es así en todas las escalas: atento, comedido, lacónico, íntegro y fiel á su consigna.
Por principio consigna este escritor que Pérez se negó en París á admitir la pensión que le ofrecía Enrique IV; que pasando á Londres rehusó igualmente, sin vacilar, la que la Reina deseaba asignarle al dispensar señalado y obsequioso recibimiento á su persona, asegurando que, aunque dispuesto á servir á tan generosa protectora, conservaba esperanzas de arreglar en España sus negocios, y no quería recayera en sus hijos la pena señalada por las leyes á los pensionados de Reyes extranjeros sin licencia del propio.
El tío Marcial muestra a su vez su bigote gris y dice alegremente: La consigna está cumplida, señorita, y he llenado la medida; tres pater en vez de dos, porque, ha de saber usted que había sus lagunas... De este modo Dios estará satisfecho y no regateará su ración de felicidad a tan linda criatura.
Eran las áncoras ó anclas muy largas de caña, los brazos delgados, las uñas triangulares, cepo muy grande, de madera con los cantos ochavados, zunchos de hierro, ó trincas de cabo. El argáneo circular, muy grande, forrado con meollar ó tejido de piola para que no se rozara el cable. Escalante consigna por regla que la nao de 100 toneladas llevaba anclas de 10 quintales y cables de otros 10.
No habían sonado aún las doce campanadas de mediodía cuando Vargas Orozco mandó en busca de su discípulo. Sentáronse en un escaño de la sala capitular. Ramiro escuchó a su maestro con la sumisión acostumbrada. Vivaz, enérgica, perentoria fue la consigna.
Consigna nuestro crítico que desde la llegada á Inglaterra usó Pérez para cerrar las cartas un anillo romano, en cuya piedra estaba labrada una virgen vestal con la lámpara encendida sobre la cabeza, y la inscripción DUM CASTE, LUCEAM, queriendo manifestar de alegórico modo, que sólo la reserva, la humildad y la modestia podrían libertar de naufragio á los que, peregrinos como él, vagaban por tierras extrañas . La declaración es de Pérez mismo , y tan incierta como las más que hacía.
En cierto estado que la Historia no ha creído digno de sus páginas, pero que existe aún, aunque en el olvido, se consigna el número de piezas de vestuario que hicieron gratuitamente las monjas y señoras de Sevilla.
El centinela, imposibilitado por la consigna y por la verja para abandonar el puesto, abalanzóse a los hierros de esta y vio al hombre de la capa tendido en la acera; gritó entonces al cabo de guardia, dio a los fugitivos por tres veces la voz de ¡alto!, y con el fin de despertar la alarma, disparó el fusil por dos veces.
Los periódicos ministeriales de la tarde guardaban un estudiado silencio sobre la visita de la policía al palacio de Villamelón, como si obedeciesen todos a una misma consigna.
Palabra del Dia
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