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Actualizado: 21 de mayo de 2025
Muchísimo se alegraba de verle tan sereno; pero la sacaba de quicio el pensar que se volvería razonable hasta el punto de compadecerse de su mujer, y asignarle alguna pequeña renta para que no pidiera limosna o se prostituyese. No, el otro, el que había roto los vidrios, era el que los tenía que pagar.
Y si se pusiera un gobernador intendente con la autoridad que a tal empleo corresponde, sería preciso asignarle un sueldo proporcionado, y sería gravar más el real erario; y para que así no sucediera, me parece que lo mejor sería que así al gobernador como a los subdelegados se les pagasen sus sueldos de las utilidades que resultasen a las factorías; pues, habiendo de dirigirse la nueva forma de gobierno al bien y utilidad de los naturales, sería regular que éstos costeasen cuanto en su beneficio se estableciese, mayormente hallándose tan aliviados en los tributos.
No estoy seguro de no encontrarme ya en este punto; yo puedo también revelarle todo al squire. Por lo menos, no me seguiréis molestando, si no consigo otra cosa. Y, al fin y al cabo, tendrá que saber la verdad. Ella me ha amenazado con venir a decírselo todo en persona. Por consiguiente, no os jactéis de que vuestro silencio valga el precio que se os ocurra asignarle.
Por principio consigna este escritor que Pérez se negó en París á admitir la pensión que le ofrecía Enrique IV; que pasando á Londres rehusó igualmente, sin vacilar, la que la Reina deseaba asignarle al dispensar señalado y obsequioso recibimiento á su persona, asegurando que, aunque dispuesto á servir á tan generosa protectora, conservaba esperanzas de arreglar en España sus negocios, y no quería recayera en sus hijos la pena señalada por las leyes á los pensionados de Reyes extranjeros sin licencia del propio.
Unos decían que se hallaba en segundo grado de tisis, otros que en tercero, y había también quien sostenía que sólo se hallaba en primero. De todos modos, nadie dejaba de asignarle alguno de estos grados confortables. Era un ser apacible y transparente o por lo menos traslúcido, como si estuviera fabricado de porcelana de Sevres, que vivía, sonreía y tosía.
Para que los corregidores y cabildantes pudieran conservar con decencia el honor de sus empleos, sería conveniente que de los bienes del común se les señalase algún sueldo o gratificación, que me parece que en los pueblos de una medianía pudieran asignarle al corregidor 100 pesos anuales con más lo que diré después, 80 al teniente de corregidor, 60 a cada uno de los alcaldes, 50 al alguacil mayor y 40 a cada uno de los demás regidores, incluso el secretario de cabildo, y lo que pareciese conveniente a los demás empleados de justicia y otros que los pueblos mantienen, como son tamborileros, clarineros, etc.
Palabra del Dia
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