United States or Svalbard and Jan Mayen ? Vote for the TOP Country of the Week !


Varias le saludaron llamándole por su nombre, porque era hombre popular y conocido en todas las clases sociales. «Adiós, Velázquez. Adiós, guapo. Adiós, eleganteRespondía y apretaba el paso, porque no le pedía el cuerpo conversación. Sin embargo, en la calle de la Amargura, de un grupo de mujeres disfrazadas de gitanas se destacó una que logró abordarle.

En este medio llegó á Galípoli Berenguer de Entenza, hombre conocido por su sangre y valor, llamado con grande instancia del Emperador Andronico, que aunque Berenguer tenía ya ofrecido que le vendría á servir, envió segunda vez por él con embajada particular, ofreciendo hacerle muy aventajadas mercedes.

Pereció con el Duque mucha gente principal, porque de setecientos caballeros que entraron en la batalla solos dos quedaron vivos. El uno fué Bonifacio de Verona, y el otro Roger Deslau, caballero de Rosellon, y muy conocido en nuestro exército, por haber venido muchas veces con embaxada del Duque á nuestros Capitanes, quando moraban en Casandria.

no estás destinado a ser militar sino en esta ocasión suprema, en que la patria necesita de todos sus hijos, desde el más alto al más bajo. Pero, señora madre, no soy nada y quiero ser algo insistió el joven, mostrando una energía que nadie hasta entonces le había conocido.

No quedaba un trabajador en esta «tierra de todos» que no tuviese un trapo patriótico en el boliche. Antonio González había conocido antes que las cancillerías de Europa las banderas que años después iban á ser consagradas por los trastornos de la gran guerra. Todas las admitía: desde la de Irlanda libre á la de la República sionista que debía establecerse en Jerusalén.

Pues habéis de saber dijo Dantchari que José Cacochipi, el hijo menor de André Anthoni la confitera, ha sido conocido siempre, urbi et orbe por el apodo de Joshé Cracasch. Este apodo lo tenía muy merecido porque Joshé era hace años, y aun hace meses, el mozo más abandonado de la ciudad y de los contornos; así que todo el pueblo, némine discrepante, lo apodaba Cracasch.

Era una antigua lima de acero aguzada y bruñida. Podía atravesarse con ella una moneda, ¡y en manos de su abuelo!... Su abuelo era un hombre famoso. El nieto no le había conocido, pero hablaba de él con admiración, colocando su memoria por encima del mediano respeto que le inspiraba el buenazo de su padre.

No obstante de esto, siempre se ha conocido, segun los historiadores, el no faltar nunca entre los palaciegos aquellas comunes discordias y hablillas, hijas de la envidia.

Por los pies me ha conocido el ingenio de vuecencia; es difícil que conozcan á algunos por la cabeza. Hay quien puede en pies de cabra enderezar su soberbia, porque lo que todo es aire, cualquier cosa lo sustenta. Y acabado el romance, se dejó caer el sombrero sobre la cabeza, se embozó de nuevo, y se volvió á la puerta franca. El duque se adelantó y cerró aquella puerta. Sois mi prisionero dijo.

Algo nos inclinamos a creer lo último cuando observamos que los más de éstos os dicen si los habéis conocido: ¡Chitón! ¡Por Dios! no digáis nada a nadie. Seguidlos, y os convenceréis de que no tienen motivos ni para descubrirse ni para taparse. Andan, sudan, gastan, salen quebrantados del baile... nunca, empero, se les olvida salir los últimos, decir al despedirse: ¿Mañana es el baile en Solís?