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Actualizado: 19 de mayo de 2025
Eran los aristócratas de esta parte del buque, que, aislados en su altura, miraban con desdeñosa conmiseración al rebaño de abajo y con envidia revolucionaria a los del castillo central. Filas de ropas puestas a secar se balanceaban en la explanada sobre los grupos de cabezas.
Algunos meses antes de este suceso, del que el cronista, testigo presencial, dice con ingenua conmiseración, que era piedad ver una cosa tan nueva en Teruel, algunos meses antes, decíamos, el 30 de Agosto de 1485, habían sido también quemados en la plaza del Mercado, Berenguer Rám; Gonzalvo Royz, mayor; su hijo Gil de Gil Royz, y Violante de Santangel, su muger.
Y es un hombre bueno y pundonoroso: un caballero que ignora los actos de su mujer y el triste papel que va á representar.» Mientras el argentino le miraba con simpática conmiseración, Torrebianca siguió hablando. Como ninguno de los dos quiere dar explicaciones, y las injurias son de indiscutible gravedad, el duelo lo concertaremos á muerte. ¿No opina usted así, señor?...
Sintió Edwin una tierna conmiseración por los dos amantes, un deseo de protegerlos, de facilitar su entrevista, y para ello dejó caer sobre la mesa uno de sus brazos, colocándolo de modo que fuese como una barrera entre el ángulo donde quedaba la pareja con el grupo de servidores forzudos y todo el resto de la planicie.
Este silencio lo interpretó el marqués como una respuesta afirmativa, y dijo con desesperación, ocultando otra vez su cara entre las manos: ¡Y fui yo, el marido, quien dirigió el combate para que se matasen!... Hubo un largo silencio. Mantuvo el marqués oculto el rostro entre sus manos, mientras Robledo le contemplaba con ojos de conmiseración.
El hombre, obrero de París que tal vez cantaba un mes antes la Internacional, pidiendo la desaparición de los ejércitos y la fraternidad de todos los humanos, iba ahora en busca de la muerte. Su mujer contenía los sollozos y le admiraba. El cariño y la conmiseración le hacían insistir en sus recomendaciones.
Tristán le escuchaba distraído, pensando en sus cosas; Clara con toda atención, aprobando con el gesto, dejando escapar frases de conmiseración y sacudiendo la cabeza indignada contra sus enemigos, sobre todo contra Alvarez, el infecto Alvarez. Últimamente García ya no hablaba más que para ella y no se dirigía a Tristán.
La conmiseración por las miserias humanas, el odio a la desigualdad y la injusticia, la abnegación por los humildes y los desgraciados, eran iguales en los dos. No sólo estaban unidos por el corazón: sus cerebros se besaban. Era fea, con una fealdad dulce y triste que le parecía a Luna el supremo ideal de la belleza en un mundo de desgraciados y de víctimas.
Rebientan por dezirle que es un impertinente, un tonto, y en fin, un mal poeta, mas enfrenalos al punto el temor de la imaginada cicatriz en el rostro, ó la memoria tremenda del bosque trasladado á sus espaldas. En suma, puestos en la ocasion del padecer, mueven con las recientes heridas á conmiseracion al propio imperante.
Después supe que se había portado heroicamente en el combate, sin que por esto alcanzara las simpatías de sus compañeros, quienes, reputándole como el más bellaco de los hombres, no tuvieron para él una palabra de afecto o conmiseración, ni aun en el momento supremo en que toda falta se perdona, porque se supone al criminal dando cuenta de sus actos ante Dios.
Palabra del Dia
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