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Actualizado: 27 de julio de 2025
Ella prevé que don Diego no se casará nunca ante el temor de desheredar a su hijo amado; que desarraigará su fortuna para podérsela entregar, que venderá las tierras de la familia y que de su ilustre nombre y grandes dominios no quedará nada dentro de medio siglo. »Ante este conflicto, la señora Chermidy ha tenido un rasgo de genio y ha dicho a don Diego: «Cásese usted.
Se levantó después súbitamente, extraviada, loca, sin reflexión, sin precisos designios, arrastrada por el terror de un conflicto inminente entre aquellos dos hombres; lanzóse fuera de su gabinete, con su labor de tapicería en la mano, y bajó corriendo los escalones del peristilo, dirigiéndose con precipitado paso hacia el taller donde Pierrepont acababa de entrar.
La revelación, una vez hecha por medios verosímiles, ordenados con exquisito arte, hace inevitable el conflicto. Los dos rivales salen al campo y riñen a puñaladas. La riña está vigorosamente descrita. Muere en ella el burlador, que en los últimos momentos y escenas de su vida se ha mostrado generoso y simpático. Así termina la novela.
Estos terroristas tienen también sus momentos de terror; Rosas también lloraba como un chiquillo y se daba contra las murallas cuando supo la revolución de Chascomús, y once enormes baúles entraban en su casa para recoger sus efectos, y embarcarse una hora antes de que le llegara la noticia del triunfo de Alvarez. ¡Pero, por Dios! ¡No asustéis nunca a los terroristas! ¡Ay de los pueblos desde que el conflicto pasa!
Es de esperar que cimentado este paso, si llega el desgraciado momento de saberse sin duda alguna la pérdida absoluta de la Península, se halle el distrito del vireinato de Buenos Aires sin los graves embarazos que por la incertidumbre, y falta de legítima representacion del Soberano en España á la ocupacion de los franceses, la pusieron en desventaja para sacudirse de ellos: puesto que, tanto como el enemigo descubierto invasor, debe temerse y precaverse el que desde lo interior promueve la desunion, proyecta la rivalidad y propende á introducir el conflicto de la suerte política no prevenida.
El mismo Satanás, puesto a discurrir un conflicto para la casona, no le hubiera hilado tan bien como lo estaba el que yo temía para aquella noche, si las amenazas del baratijero se realizaban, o no venía a impedirlo y arreglarlo todo el deus ex machina de la nieve, en la dosis en que me la había pronosticado Neluco.
Pero después de la locura de usted, la situación es otra. Tal vez el conflicto con nuestro Padre de los Maestros acabe por arreglarse, pero en este momento la situación es mala. Corre usted grandes riesgos, y por lo mismo considero oportuno manifestarle lo que no me hubiera atrevido á decir en una ocasión mejor.
El anhelo de casar a sus hijas gozaba tanta vida en el fondo de su ser como el desprecio de la fuerza armada. ¡Cuánto le pesaba de haber vociferado tanto contra ésta! En su tribulación llegaba a deplorar que Núñez perteneciese al arma de infantería. Si fuese siquiera marino, disminuiría la gravedad del conflicto.
Hay circunstancias en la vida en que un consejo dado con oportunidad puede sacarnos de un serio conflicto. Yo me encuentro, por desgracia, en una situación bastante apurada, y pienso que ninguna persona mejor que usted puede serenar la tormenta que me amenaza. Vamos, vamos... Al parecer se trata de un caso de conciencia, ¿no es así? Algo de eso.
Pero mi conflicto ahora no es con Carlitos, sino con mi propia familia. Mamá lo ha sabido. Y ya la conoce usted... Claro: ella quiere mi felicidad.
Palabra del Dia
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