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Actualizado: 15 de junio de 2025


¿No puede enviárselas a usted... por el mismo procedimiento que empleaba para escribirle? Podría, pero asegura que no puede pasarse sin una amistad tan querida y excepcional; me suplica que confíe en su prudencia y en su honor, y, sin comprometerse a nada, habla del porvenir con palabras tiernas... y vagas.

11 De todos mis enemigos he sido oprobio, y de mis vecinos en gran manera, y horror a mis conocidos; los que me ven fuera, huyen de . 13 Porque he oído afrenta de muchos, cerrado de temores; cuando consultaban juntos contra , e ideaban para prenderme el alma. 14 Mas yo en ti confié, oh SE

No hay amigo que lo confíe a su amigo, ni un marido que lo murmure a su compañera en el silencio y la obscuridad de la noche, ni un penitente que se atreva a decirlo a su confesor; la oración misma, que nace en el más profundo arrepentimiento y sube hacia el Cielo, lo pasa fraudulentamente en silencio. Dios tiene derecho a saberlo todo, todo, excepto esa infamia.

Con el pañuelo blanco que tenía en la mano me hizo una señal de despedida, y cayó sin conocimiento. Corrí a ella, la levanté en mis brazos, la estreché contra mi corazón jurándole amor eterno, y antes que recobrara el sentido, la confié al cuidado de mi madre y mis hermanas y me dirigí a donde estaba el carruaje sin detenerme ni volver la cabeza.

Luciana pareció apurada y balbució: ... sin duda... lo haré... Buscaré una ocasión y lo explicaré todo de un modo verosímil... Confíe usted en y guarde el secreto... Me lo ha jurado usted. No lo olvido. Necesitaba todas mis fuerzas para contenerme y para contener los movimientos de aversión que me sacudían los nervios.

Usted padece hoy, y no es cosa de poco más o menos, sino alguna tribulación muy gorda lo que usted tiene dentro. No, ni me lo niegue. Su cara de usted es para un libro, el más hermoso de los libros. Leo en él todo lo que a usted le pasa. No valen evasivas. Ni pretendo que me confíe sus penitas, hasta que no se convenza de que el médico llamado a curárselas soy yo».

Una playa enteramente tranquila con el agua no tan fría, sin engolfarnos mucho al Mediodía, son cualidades de las islitas y penínsulas del Morbihan: todos aquellos islotes forman un laberinto más intrincado que aquel en que un rey ocultó á su Rosmunda. Confíe, pues, usted la suya á ese mar discreto.

Una vez creí haber encontrado esa alma semejante a la mía y le confié mi dicha. ¿Quién podría repetir el encanto de esas horas de embriaguez en que, recostado sobre el seno de Eulalia, respirando su aliento, atento al menor latido de su corazón y en que todas mis facultades se abismaban en una sola de sus miradas? ¡Y, no obstante, me ha engañado! y cuando, al estrecharla en los tristes abrazos de una larga despedida, le pedí el título de esposo, me lo concedió ante el padre de todo amor. ¿Qué derecho me ha arrebatado? ¿por qué me ha reducido a este estado de anonadamiento?

18 ¿De qué sirve la escultura que esculpió el que la hizo? ¿La estatua de fundición, que enseña mentira, para que haciendo imágenes mudas confíe el hacedor en su obra?

Tengo que contarle muchas cosas; tengo que darle muy alegres noticias.... ¿Alegres noticias? , muy alegres.... Veamos cuáles son. No merece usted, amigo mío, que yo le confíe dichas de mi corazón. ¡No; ciertamente que no! Usted no ha sido franco conmigo.

Palabra del Dia

cabalgaría

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