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Actualizado: 5 de junio de 2025
La conserje del chalet se encarga del gobierno de casa, de la compra y aun de guisar: el conserje atiende a la limpieza, corta las ramas del jardinete, guía las enredaderas, barre las calles enarenadas, sirve a la mesa y abre la puerta.
Ozores dio órdenes para que se vendiese como se pudiera en la provincia de Vetusta la poca hacienda que no había malbaratado antes, y la mitad del producto de tan loca enajenación la dedicó a la compra de aquella quinta de su amigo Iriarte. La otra mitad fue destinada al socorro de los patriotas más o menos auténticos.
La energía de su hermano le había desconcertado por completo: Pepe era más hombre de lo que él imaginó. A la mañana siguiente doña Manuela, antes de ir a la compra, según costumbre, fue a dar un beso a Pepe, mientras éste acababa de vestirse para marchar a su trabajo. Voy a la compra; adiós, hijo. Y a misa, ¿verdad, mamá? Ella, sonriéndole cariñosamente, se limitó a decir: ¿Qué mal hay en ello?
El hombre tiene que recurrir a la materia para pagar las deudas del espíritu. ¡Argumento terrible en favor del alma! Para ir desde mi casa al teatro es preciso pasar por la plaza tan indispensablemente como es preciso pasar por el dolor para ir desde la cuna al sepulcro. Montones de comestibles acumulados, risa y algazara, compra y venta, sobra por todas partes y alegría.
Mas no tuvo Monote que echar de nuevo los bofes, pues Batiste se alejó fingiendo haber desistido de tal compra. Vagó por el mercado, mirando de lejos otros animales, pero vigilando siempre con el rabillo de un ojo al gitano, el cual, fingiendo igualmente indiferencia, le seguía, le espiaba. Se acercó á un caballote fuerte y de pelo brillante, que no pensaba comprar, adivinando su alto precio.
Nada perdería con ello el mundo. ¡Ciudad de corrupción! ¿Qué demonio había aconsejado á su madre la compra del promontorio de Villa-Sirena, obligándolo á él á vivir junto á este antro?... Hasta protestó contra la difunta princesa, con la moralidad áspera é incorruptible de todo jugador que acaba de verse chasqueado.
Y como poseído de un irresistible deseo de movilidad, huyó de su amigo. ¡La esperanza!... Ojeda, sin abandonar su asiento tornó a verse lejos, muy lejos, como en la tarde anterior. Estaba en París, y María Teresa volvía de una excursión a las tiendas de modas. Esta vez era un libro su única compra.
Hay muchos liberales que, por ser enemigos del Gobierno, se alegran de las ventajas carlistas. Contra estos truena en patriótica indignación don José de Relimpio, el cual se compra un mapa de Vizcaya y, clavando sobre él alfileres, sigue y escudriña y estudia con sublime anhelo los movimientos militares. Mayo. Bilbao es libre. Alegría, repiques, farolitos.
Yo estoy en toas partes. Después habló de las ocasiones en que había visto al espada camino del cortijo, unas veces acompañado, otras solo, pasando junto a él en la carretera sin reparar en su persona, como si fuese un misero gañán montado en su jaca para llevar un aviso a cualquier choza cercana. Cuando usté vino de Seviya a comprá los dos molinos que tié abajo, le encontré en er camino.
Eran ya las diez de la mañana, porque con aquello de lavarse bien se había ido bastante tiempo. Rosita tardó mucho en traer el agua, y Nicanora se había dado la inmensa satisfacción de ir a la compra. Todos los individuos de la familia, cuando se encontraban uno frente a otro, se echaban a reír, y el más risueño era D. José, porque... ¡si supieran!... iv
Palabra del Dia
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