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Actualizado: 2 de octubre de 2025
Y ¡orientales! replicó el aludido trazando un círculo con la cuchara para comprender á todos los comensales. ¡No valen interrupciones! ¡Pido la palabra! ¡Pido patís! añadió Isagani. ¡Que venga el lumpiâ! Todos pidieron el lumpiâ y Tadeo se sentó muy contento de haber salido del paso.
El Duque, que había comenzado a enumerar las ventajas de que los españoles estábamos dotados, no acababa de salir del contorno, de la luz, del color, se perdía en disquisiciones pictóricas que los comensales escuchaban con los ojos muy abiertos, sin comprender, moviendo con pereza las mandíbulas. Pero sin dejar de hablar atendía a Venturita.
Tristán secamente respondió: Nunca. Estupefacción en todos los comensales. Viendo el efecto que había causado añadió al cabo de un momento: Nunca mientras Estévanez ejerza en el Español el supremo mangoneo, sea el cancerbero que la Empresa tiene a la puerta. ¿Pero no fue Estévanez quien lo ha presentado y el que prometió hacerlo poner en escena? preguntó el primo Vilches.
Esto acabó de fijar el camino indicado por el presidente del Consejo para los discursos de los comensales.
Un hombre viejo, bajito, que presidía la mesa, se quitó la boina y comenzó a rezar; todos los comensales hicieron lo mismo, menos el extranjero a quien advirtió Martín de su olvido y que, al darse cuenta, se quitó apresuradamente la gorra. En el transcurso de la cena, el hombre bajito habló más que nadie. Era navarro de la Ribera.
Pero antes de que el miserable pudiera beber, el anciano, pálido de rabia, precipitose sobre el intruso, y asiéndolo con sus poderosos brazos y arrastrándolo a través del grupo de asustados comensales que los rodeaban, alcanzó la puerta abierta de par en par por los criados, cuando Carlos Tomás exclamó, con un grito angustioso: ¡Deténgase! Parose el anciano.
En el momento en que el mozo oia lo que cada comensal le encargaba, lo anunciaba gritando desaforadamente como era necesario para que le oyese el cocinero, á una distancia de cuarenta ó cincuenta pasos. De modo que si pedian á un tiempo de comer varios comensales, los respectivos mozos gritaban á la vez; aquellos gritos se confundian y formaban un guirigay y un clamoreo que nos atolondraba.
Los novios se alzaron de la mesa y seguidos de los comensales salieron al campo de la Bolera. Fueron recibidos con estruendosos vivas. Una muchedumbre se apiñó en torno de ellos. Todos querían hablarles y apretarles la mano.
Concluida la comida, se diseminaban los comensales, unos a tomar café al despacho y a jugar al tresillo, otros a formar grupos más o menos animados y chismosos, y Guillermina a su sillita baja y al teje maneje de las agujas. Jacinta se le ponía al lado y tomaba muy a menudo parte en aquellas tareas, tan simpáticas a su corazón.
Perdió terreno el oficial de día, en día y comenzó a decirse entre los comensales que formaban el público, que tenía una ciencia superficial y que el sobrinito de D. Manuel le ponía muchas veces las peras a cuarto.
Palabra del Dia
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