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Actualizado: 3 de junio de 2025


Si eso es la generalidad, es fácil concebir la altura de los grandes poetas colombianos. No quiero hablar del pasado; pero no puedo resistir al deseo de recordar aquí dos hombres cuya mano he estrechado con respeto y cariño: Rafael Pombo y Diego Fallon.

Pero en la misma lona encerada en que había hecho envolver mi traje de viaje de la montaña, conservo religiosamente el suaza, la ruana y los zamarros que me acompañaron en la dura travesía. No olvidaré la cara de un joven diplomático que vino a verme en Viena, habiendo sido nombrado en Bogotá, y a quien mostraba esos pertrechos indispensables en los Andes colombianos.

Los últimos forman un partido nuevo, que pugna por crearse adeptos a favor de las ideas sanas y moderadas que sostiene. Es indispensable olvidar la tradición de nuestros partidos argentinos desde 1852 a la fecha, para formarse una idea exacta de los de Colombia. Un demagogo de los nuestros pasa allí por un conservador y un conservador argentino es un comunista para los colombianos de ese tinte.

Sinembargo, debo limitarme á recordar, hechos muy generales, á fin de no fastidiar al lector con guarismos; sin dejar por eso de llamar particularmente la atencion de los pueblos colombianos hacia la industria belga, enorme por sus proporciones relativas, que es una de las mas estimables y populares de Europa, y cuyas relaciones convienen mucho al comercio colombiano.

Yo querría poder traer allí á los colombianos que creen que los Andes los han condenado á la inmobilidad, y decirles: «Ved los prodigios que realiza la ingeniatura cuando la apoyan el dinero y una voluntad firme y perseverante

B me decia: «¿De dónde les ha venido la idea de imitar á Europa con la construccion de ferrocarriles á la vapor? Los pueblos colombianos carecen del movimiento, la poblacion y los intereses necesarios para alimentar empresas tan costosas, que no dejarán utilidad, como especulaciones, sino de aquí á 50 ó mas años.

Los colombianos traían marcadas en las heridas de la carne, y muchos en las del corazón, las huellas del largo batallar en las llanuras de Venezuela y en los Cerros granadinos, contra la fuerza, la arrogancia y el valor españoles. Los argentinos recordaban la incomparable hazaña del paso de los Andes, cuando en las alturas donde mora el cóndor habían librado combates inmortales.

Al fin se hizo la oscuridad, nos dimos las buenas noches, todo quedó en silencio y mientras, con los ojos abiertos como ascuas, mirábamos el techo invisible, el espíritu comenzó a vagar por mundos lejanos, a recordar, a esperar, a echar globos, según la frase característica de los colombianos.

El largo alejamiento de la patria, la tenaz persistencia de la lucha, la efímera ocupación del suelo que reducía con frecuencia esa misma patria a los límites del campamento y en los días de batalla a la tierra del combate, la influencia, por fin, de la vida militar prolongada, habían hecho de los oficiales argentinos y colombianos el prototipo de los hombres ligeros en el pensamiento y en la acción, brillantes en la despreocupación del porvenir, viviendo au jour le jour, sabiendo que con valor pagaban, y seguros de que el caudal no concluiría.

Vorágine para unos, onda benéfica para otros, la Bolsa océano del crédito y la especulación tiene la pérfida movilidad del mar, guardando en su seno inescrutable la vida como la muerte. Dios libre á los pueblos colombianos de esa institución, á pesar de los grandes servicios que puede prestar!

Palabra del Dia

rigoleto

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