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Actualizado: 3 de junio de 2025


De aqui se trasladó á Guayaquil, donde las aclamaciones de júbilo se reprodujeron, pasando despues á Cuenca, desde cuyo punto puso á disposicion del gobierno del Perú una division de 4.000 colombianos.

Apénas podrían ofrecer una imágen pintoresca de los principales rasgos de la fisonomía española, y excitar mas ó ménos la curiosidad de los lectores colombianos bastante benévolos para favorecer con su atencion estas páginas. A fin de darles mayor utilidad, que el lector me permita hacer un resúmen de mis mas notables impresiones de viaje.

Es sensible y real; ve las bellezas de la naturaleza con una claridad incomparable y las refleja en estrofas felices, fáciles y armoniosas. ¡Fáciles!... He ahí el rasgo característico intelectual de los colombianos. No es posible imaginarse una espontaneidad semejante. Aturden, confunden.

El ilustre jefe colombiano, aun cuando no fuera por su ardiente amor hácia la causa de la libertad de la América del Sud, no podia mirar con indiferencia los peligros que vendrian á amenazar la obra por él realizada hasta alli si las armas españolas llegasen á entronizarse en el Perú; y cuando recibió la triste noticia de los últimos desastres se hallaba en la provincia de Huamalies organizando tropas y esperando refuerzos de su república para continuar las operaciones de su cuenta y riesgo, pudiendo oponer de alli á poco á las desgracias ocurridas un ejército de 4.000 patriotas del pais y 6.000 colombianos.

»Aquí, en los momentos de angustia, en esos días lóbregos en que en vano lucho y brego con los hombres y las cosas, al trasladar al papel mis pobres pensamientos, no me explico, no comprendo cómo no se transforma en Vesubio mi cabeza ni se convierte mi pluma en bayoneta. »Ustedes, los colombianos, tienen aun esperanzas de redención: allí hay vida, hay savia, hay esplendor.

La política es la química de los pueblos: ella tiene sus leyes, sus fuerzas, sus reactivos, sus combinaciones y trasformaciones como las ciencias experimentales. UU., los Colombianos, tienen muy bellas cualidades y un mundo admirable, pero se gobiernan como aturdidosPor via de ejemplo, el Sr.

Pérdidas. Disolucion del Congreso. El Libertador organiza una gran expedicion. Paso de los desfiladeros de los Andes. Victoria de los colombianos en Junin. Retirada de las tropas españolas. Descanso. Combinaciones estratégicas. Bolívar se dirije al Alto Perú. Batalla de Ayacucho. Capitulaciones. Entrada de Bolívar en Lima. Convocatoria para la reunion de un Congreso. Su reunion y sus actos.

Trepando en la áspera senda de la gloria, llegaron simultáneamente a la cumbre, y allí, con la cara torva, se miraron como debieron hacerlo Jiménez de Quezada y Belalcázar, al encontrarse frente a frente en la sabana de Bogotá, partidos, el uno del norte y el otro del sur, después de largos meses de martirio... Más tarde, los colombianos contaban a sus hijos el duro batallar de la Independencia, la figura de Necochea, del Murat argentino, abriéndose camino, con su sable entre el muro español... y a su vez, los argentinos, los pocos que vegetaban aún en las largas y tristes veladas de la tiranía, narraban en voz baja las hazañas pasadas, cuando Córdoba avanzaba como un héroe legendario, a la voz de «¡Paso de vencedores!» Y los dos pueblos que habían dado libertad a la América y confundido su sangre en la batalla, dejaban a la generación que los seguía, ese legado de cariño, de simpática respeto que hoy muestra Colombia para la Argentina y la Argentina para Colombia.

¿No es acaso ese juego de los partidos colombianos la marcha constante de las sociedades humanas hacia el progreso, y no está revelando la existencia de un pueblo libro y enérgico en la defensa de sus derechos? . Bogotá. Primera impresión. La plazuela de San Victorino. El mercado de Bogotá. La España de Cervantes. El caño. La higiene. Las literas. Las serenatas. Las plazas. Población.

Después de la partida de San Martín, el antagonismo entre colombianos y argentinos se acentuó más aún; la arrogancia recíproca dio origen a la triste página de Arequito, lo que no impidió más tarde las heroicidades de los granadinos y de los hijos del Plata en los campos de Junín y Ayacucho.

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