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Actualizado: 1 de junio de 2025


Cada tablón en que sentaban el pie se alzaba y blandía, descubriendo abajo la negra profundidad de la bodega, con sus cubas vestidas de telarañas. Atravesaron impávidos el abismo y penetraron en la sala, que al menos poseía un piso clavado, aunque en muchos sitios roto y en todos casi reducido a polvo sutil por el taladro de los insectos. Nucha se quedó inmóvil de sorpresa.

Las niñas hablaban entre , haciéndose preguntas sobre sus trajes o lo que habían hecho durante el día anterior, y nadie se acordaba del matrimonio Cuadros, que permanecía en el sofá como clavado, mirándose los pies y sin saber cómo salir de allí, por no molestar a los que hablaban. Amparo era la única que de vez en cuando volvía la cabeza para sonreírles. Por fin, se fueron.

Apoyé la mano en la cerradura: estaba puesta la llave. Me alejé, volví, torné a alejarme. El corazón me latía hasta romperse, estaba como embrutecido y temblaba de pies a cabeza. Vagué por el corredor en completa oscuridad; luego me quedé como clavado en un sitio sin ninguna idea de lo que iba a hacer.

Elías la había clavado por dentro desde que ocupó la casa. Si la perspectiva del patio era desapacible, el interior de la habitación tenía indudablemente cierto encanto, no porque en él hubiera cosas bellas, sino por la sencillez y modestia que allí reinaba, y el cuidadoso aseo y esmero, única elegancia de los pobres.

Pero Barbarita corrigió al instante su propia espontaneidad, diciendo: «No... no nos precipitemos. Hay que hablar antes a tu marido. Esta noche sin falta se lo dices , y yo me encargo de volver a tantear a Baldomero... Si es clavado, pero clavado...». ¡Y usted que dudaba! Qué quieres... Era preciso dudar, porque estas cosas son muy delicadas.

Acabo de ver al sucio de Antonio propasarse contigo sin que te hayas dado por ofendida... Por milagro de Dios no le he dejado clavado á la pared como un sapo... Vuelvo á suplicarte que si me aprecias en algo dejes de hablar con ese hombre... Ya te he dicho que no lo puedo soportar... ¡Vamos, que no puedo!... Pues haz por soportarlo respondió secamente la joven.

En medio de esta profusión de resplandores, se distinguía como una perla el blanco velamen de un buque, al parecer clavado en las olas.

El indio, dice aquel escritor, tiene una pasión inveterada por este juego, que ocupa el primer lugar entre sus diversiones. El gallo es el principal objeto de su cuidado, su compañero asiduo y lo lleva hasta la puerta de la iglesia, en donde lo deja atado á un palo de caña clavado en tierra, hasta que termina la misa.

Todo pasaba por su mente como un sueño del cual se escapan los contornos y la luz. Sobre este sueño flotaba sólo con admirable precisión una verdad, es á saber: que si hubiera tenido el valor de no amar al conde, D. Álvaro la hubiese ahogado entre sus manos. Después de casados se fueron á Madrid, y allí estuvieron once años. Todo lo que pasó en estos años estaba clavado en la memoria de Laura.

Hullin, frente a tan lúgubre espectáculo, permaneció clavado a la tierra y no podía apartar de él los ojos. Los grandes dolores humanos tienen el raro poder de fascinarnos; queremos ver cómo los hombres perecen, con qué cara afrontan la muerte; los mejores espíritus no se hallan exentos de esa horrible curiosidad. ¡Dijérase que la eternidad va a revelarnos su secreto!

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