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Actualizado: 20 de mayo de 2025
La pobre se arreglaba con veinticuatro varas de Mozambique, a dos pesetas vara, y veintidós de poplín, a catorce... Ya ves qué economía. Pues nada; entra aquel tagarote, que sin duda venía de perder cientos de duros a una sota, y lo mismo fue ver las telas y la modista, empieza a echar por aquella boca unas herejías... ¡Santo Cristo!
El chino es la entidad jornalera más perfecta que se conoce en Filipinas, pero también es la panacea más acabada de la hediondez, la cual únicamente se puede contrarestar con las continuas y eficaces requisas de la autoridad que vigila sus domicilios, verdaderos tugurios en que se hacinan cientos de ellos.
»Se las ha tratado como a esas mujeres ligeras en cuya sociedad uno se divierte mucho, pero que no se les estima; se les ha visto cientos de veces y se habla de ellas con desdén. Tales son: La bella Elena, Barba Azul, Los brigantes, La gran Duquesa, La vida parisiense, El castillo de Toto. Hay en estas parodias entretenidísimas de la vida ordinaria, mucha imaginación, alegría y buen sentido.
No importa que sucumban a cientos, a millones, tus hijos en lucha tremenda y desigual y su preciosa sangre se vierta y forme mares: no importa, si defienden a tí y a sus hogares, si por luchar perecen, su destino fatal.
En siete de Agosto de mil y seis cientos sesenta murió en esta parroquia de San Juan Bautista de Madrid D. Diego Velázquez, caballero de la Orden de Santiago y aposentador de S. M. Recibió los Santos Sacramentos, y dejó poder para testar a doña Juana Pacheco, su mujer, y a D. Gaspar de Fuensalida, y a cada uno in solidum, ante..... Escribano de S. M., que asiste.... Enterrose en la bóveda de dicha Iglesia, y dieron de sepultura, paño y tumba 3.200.
Preso Berenguer de Entenza, y muertos los mejores caballeros y soldados que les siguieron, quedaron solo en Galípoli con Rocafort su Senescal, mil y dos cientos infantes, y doscientos caballos, y cuatro caballeros buenos soldados, Guillén Siscar, y Juan Perez de Caldés Catalanes, y Fernando Gori, y Ximeno de Albaro Aragoneses, y con ellos Ramon Montaner Capitan de Galípoli.
El viejo Andrónico le halagó con nuevos honores, pero antes de volver á los Dardanelos quiso despedirse de su cuñado, el sombrío Miguel, que estaba en Adrianópolis con muchos guerreros búlgaros, futuros aliados. El heroico aventurero, contra la opinión de los suyos, que temían una asechanza, fué á Adrianópolis escoltado solamente por unos cientos de catalanes, y le recibieron con grandes fiestas.
Hay cientos y miles de mujeres que en la situación de la Condesa d'Arda, entre sus escrúpulos y las tentaciones de la pasión, no llegan al extremo de suicidarse. Esperan, y con el tiempo se acomodan a una vida que por un momento creyeron insufrible: transigen con sus escrúpulos; hallan en el ejemplo de los demás una excusa y confianza en la redención futura.
Pero en vez de ir con ellos a la casa paterna, tomó el caminito de Fez, ávido de ver mundo, de trabajar por su cuenta, y de ganar mucho dinero para el autor de sus días, no los doscientos duros, sino dos mil o cientos de miles. Comprando dos borricos, se puso a portear mercaderías y pasajeros entre Fez y Mequínez, con buenas ganancias.
Esperamos en la Bahía de los Elefantes una larga temporada. Se decía que uno de los reyezuelos del interior iba a hacer una razzia y a traer cientos de esclavos. Después de aguardar cerca de un mes, no pudimos embarcar mas que quince o veinte negros, otras tantas negras y unos cuantos chiquillos. Era una miseria.
Palabra del Dia
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