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Actualizado: 11 de junio de 2025


¡Qué?... ¿Los vas a echar, Melchor?... Déjelos, don Melchor dijo Baldomero, que duerman en la caballeriza... ¿qué mal pueden hacer?... ¡Llueve tan feo!... ¡Como han venido, que se vayan! No hagas eso, Melchor. ¡Pero! ¿qué es lo que hay? repitió Ricardo. Dos gringos, ché le contestó Melchor, dos bribones... que quieren pasar aquí la noche. ¿Y...? déjalos...

El doctor Zurita estaba pensativo. De suerte, che murmuró , que la vida civilizada de nuestro hemisferio empieza por una injusticia, por un acto de favoritismo, por el abuso de un mandón. Maltrana asintió: así era. Y el doctor sonrió maliciosamente, como si después de saber esto comprendiese mejor la historia del Nuevo Mundo.

Pongamos punto final, ché Lorenzo, si vas a argumentarme con las madres... Son argumentos excesivos... y de los que seguramente no pienso como . Lorenzo se disponía a contestar; pero se limitó a mirar fijamente a Melchor que al notar su silencio se inclinó sobre la mesa para buscar, por debajo de la gran lámpara colgante, la cara de su amigo que se había parado al otro extremo de la mesa.

¡Caramba, con tu despedida! La señora me detuvo; pero estamos en tiempo, ¡vamos! Al Once, ché dijo Lorenzo al cochero y el carruaje partió. Vamos a tener un viaje espléndido... sin tierra... fresco... decía Melchor, ¡ya verán qué maravilla de vida vamos a pasar!... y ¿qué tal? Ricardo, ¿qué dices? ¿Yo?... ¡nada! ¿qué quieres que diga?

Llegaba él luego cerca de , se sentaba a mi lado, y aproximando su boca a mi oído, decía en voz bajita, dulce y suplicante: Che rací-hayhub-guasú, o sea estoy enfermo de amor grande. Al cabo, me faltaron las fuerzas para defenderme. Cité a D. Pepito, en el obscuro silencio de la noche, y él vino a y yo le di el remedio que apetecía.

Ché, Lorenzo: ¿qué te parece la imaginación de Melchor?... ¡Imaginación!... En los archivos de esta empresa están los antecedentes de estos dos casos y de muchos análogos. Si dudas, anda a preguntar. ¡No me da tan fuerte! Te lo aconsejo, porque dudas; no porque me importe que no creas, desde que es verdad. ¡Es cuando fastidia más no ser creído! ¡Estás equivocadísimo!

«Oh! gli uomini non hanno «Inventato la morte: ella saria «Rabiosa, insoportabile; dal cielo «Ella ne viene, e l'acompagna il cielo «Con tal conforto, che dar torre «Gli uomini ponnoMANZONI Carmagnola. Una parte de esta composicion está fundada sobre pensamientos escritos en prosa por don Juan B. Alberdi, de los cuales los versos que se han leido son una traduccion poética.

¡Una barbaridad!... ¡ché... dar de a tres años de ingeniería juntos... y estudiar veinte horas diarias! ¡Qué exageración! ¡Bueno: diez y nueve!... Da gracias a Dios que pudiste substraerte a esa vida. No tuve más remedio... cuando me enfermé. ¡Qué enfermedad, ni qué embelecos! ¡ eres más sano que yo! y lo has sido siempre.

Siguió hablando el doctor bajo la mirada vaga de Nélida, que no entendía gran cosa de la conversación de los dos hombres. Yo me imagino, che, lo que debieron sentir aquellos españoles al distinguir la primera isla... La alegría con que Rodrigo de Triana, el marinero de Colón, debió lanzar el grito de «¡Tierra!».

Comprendiéndolo, éste le dijo: Te he dado una broma, sin intención... pero ya que lo entiendes así... veremos si le aciertas a la Pampita. Parece que la Pampita te preocupa a ti más que a nosotros... Se lo podríamos telegrafiar a Clota... ¿qué te parece? Viniendo de ti tiene que parecerme bien. ¡Oíganle!... Ché, Melchor; pero qué vida pasará aquí esta gente, ¿eh? ¡Te parece, Lorenzo!

Palabra del Dia

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