Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 23 de junio de 2025


¡No necesito dar más explicaciones que ésta! dijo don Simón, empujándole hasta la escalera y cerrando en seguida la puerta. Arturo, al verse tratado así, rugió de ira; y no sabiendo qué partido tomar en momentos tan críticos, satisfízose, por de pronto, con arrimar la boca al ventanillo y gritar con todas sus fuerzas: ¡Estúpido!... ¡Tiembla por ti!

Clara muy pálida y con el entrecejo fruncido le preguntó al cabo secamente: ¿Qué deseaba usted? Pero Elena sin responder clavó en ella una mirada de angustia y de dolor tan intensos que traspasó el corazón de su cuñada. Dio ésta un paso hacia ella y tomándola por la mano y cerrando después la puerta le dijo gravemente: Ven conmigo.

Cuando la devota abrió la puerta y vió á Lázaro, su sorpresa y su turbación fueron tales, que permaneció buen rato sin decirle palabra, mirándole bien, como si creyera que aquella imagen era el efecto de una visión. ¡Ah! exclamó, cerrando la puerta, una vez que Lázaro estaba dentro. Yo creí que no le vería á usted más. Sintió el joven un alivio cuando supo que las dos arpías estaban fuera.

Mientras vacilaba entre el pudor y la necesidad, la vieja sirvienta, aterrada, al parecer, por la mirada hambrienta que fijé sobre ella, cortó la cuestión, cerrando bruscamente la puerta. Entonces, tomé mi partido, resolviéndome á ayunar hasta el día siguiente.

Pero Ricardo insistió en sus signos negativos y dijo al fin: Vendré á visitarla cuando viva en otra casa y esté presente su esposo. Ahora no puedo. Y se alejó sin volver el rostro, mientras ella iba pasando de la sorpresa á la cólera, cerrando finalmente su ventana con violencia.

Había aparecido el clavo, que era la sensación de una baguetilla de hierro caliente atravesada desde el ojo izquierdo a la coronilla. Después pasaba al ojo derecho este suplicio, algo atenuado ya. Doña Lupe, tan cariñosa como siempre, le puso láudano, y arreglando la cama y cerrando bien las maderas, le dejó para ir a hacer una taza de , porque era preciso que tomase algo.

Los chisperos más famosos del barrio dejaban sus hierros y salían en busca de aventuras. Coletilla lanzó una mirada de rencoroso desdén sobre los transeúntes, y cerrando con estrépito el balcón, dijo; ¡Otra asonada! Las dos muchachas temblaron acordándose del miedo que tuvieron pocas noches antes. ¡Ay, cuándo se acabarán estas cosas! observó Clara.

Al extremo de la Avenida, el jardín de la Recoleta iba igualando los tonos oscuros de su arboleda tropical; y por encima, cerrando la perspectiva en la entrada del cementerio, la iglesia del Pilar, pequeña, simple, con algo de atónito en su distante apariencia: vieja capilla que la ciudad colonial desaparecida había dejado allí disimulada en la humildad de su encanto.

Los dos pequeños, satisfechos en el fondo de una desgracia que atraía sobre la barraca la atención de toda la vega, guardaban la puerta, cerrando el paso á los chicos que, como bandadas de gorriones, llegaban por caminos y sendas con la malsana y excitada curiosidad de ver al muertecito. Ahora llegaba la suya: ahora eran los amos.

Seguid mis pasos dijo el bufón entrando y cerrando la puerta ; cuidad de que subimos, seguid en derechura, ahora á la izquierda, ahora á la derecha: hemos subido; seguid recto; ahora bien dijo el bufón deteniéndose , tras ese tapiz, por cuya abertura se ve luz, os esperan. Adiós. El bufón se volvió. Don Juan entró. Cuando don Juan hubo entrado, el bufón se detuvo.

Palabra del Dia

irrascible

Otros Mirando