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Actualizado: 22 de junio de 2025
De ciertos prójimos que andan rondando desde el obscurecer por las galerías bajas del patio: yo no sé por qué en siendo de noche dejan pasar gentes por el patio de palacio como si fuera una calle; pero voy á cerrar la ventana, y luego á traer luz. Oyóse, en efecto, el leve crujir de una ventana que se cerraba, y luego los pasos de un hombre que poco después volvió con un velón encendido.
Dábanle voces sus amos que no le diese tanto y que le dejase, pero estaba ya el mozo picado y no quiso dejar el juego hasta envidar todo el resto de su cólera; y, acudiendo por los demás trozos de la lanza, los acabó de deshacer sobre el miserable caído, que, con toda aquella tempestad de palos que sobre él vía, no cerraba la boca, amenazando al cielo y a la tierra, y a los malandrines, que tal le parecían.
Quedó en silencio Zaratustra, mirando a Madrid, que cerraba el horizonte con su gran masa de tejados y torres. El cielo azul, sin el más leve vapor de humedad, un cielo de Castilla, seco y ardiente, de gran limpidez, que acusaba con energía los contornos, parecía aproximar la lejana población.
El Mosco marchaba al frente, precedido de dos de sus perros, y Chispas cerraba la expedición. Podéis hablar; podéis fumar. Estamos aún en terreno seguro. Yo os diré cuando haya que ir con más ojos que un lince. Los dos neófitos marchaban tras los ligeros pasos del Mosco, el cual no cesaba de hablar.
Cerraba los ojos grises y arrugaba el entrecejo; le enojaba la luz, tropezaba con los muebles, olía al monte; traía pegada al cuerpo la niebla de las marismas y parecía rodeado de la obscuridad y la frescura del campo.
Su manto de nubes era más espeso; la vaporosa túnica de encaje había sido reemplazada por una cortina gris que cerraba herméticamente toda la bóveda celeste; el sol ya no tenía celosía por donde mirarnos. La llanura triste y oscura en que reposa Madrid, exhalaba un vapor trasparente que concluía por aproximar la línea vaga y fina que cierra el horizonte.
En el carro alegórico se mostraba también el antiguo pendón de la hermandad de los sastres, que tenía por patrón á san Mateo, y cerraba por último toda aquella comitiva un buen número de danzantes y cantores que entonaban versos en loor del monarca, de la reina y de los príncipes.
Cerciorose asimismo de que una cartera de cuero de Rusia y plateados remates que pendiente de una correa llevaba terciada al costado, abría y cerraba fácilmente con la llavecica de acero, que volvió a guardar en el bolsillo del chaleco, con cuidado sumo.
Reservándose, pues, in pectore, para tiempos mejores el derecho de exigir al gobernador cumplida satisfacción de sus groseras palabras, dio la caución que se le pedía y salió inmediatamente de la sala y del cuartel con María, yendo a alojarse a casa de unos parientes. Por la tarde se trasladaron a Nieva, llegando a su casa cuando ya cerraba la noche.
Si quería ser digno de ella, ¿no debía seguir su ejemplo?... A veces cerraba los ojos e inclinaba la frente, invadido por los recuerdos de sus buenas enseñanzas, casi avergonzado de haberlas olvidado un momento. Otras veces se rebelaba: ¡la vida no puede ser enteramente de amor!
Palabra del Dia
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