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Lo que más me llamaba la atención eran dos camitas de las cuales no podía separar los ojos. Figurábame esos lechos, casi como dos cunas, a la hora del alba, cuando están aún ocultos por sus grandes cortinajes de cenefas. Dan las tres de la madrugada. A esa hora suelen despertarse todos los viejos. El pregunta: ¿Duermes, Mamette? No, querido. ¿Verdad que Mauricio es un buen muchacho? ¡Oh, !

Más allá, en un espacio ancho y alumbrado por enorme ventana con reja, las cuerdas de ropa puesta a secar nos obligaban a bajar la cabeza para seguir andando. En las paredes no faltaban muñecos pintados ni inscripciones indecorosas. No pocas puertas de las viviendas estaban abiertas, y por ellas veíamos cocinas con sus pucheros humeantes y los vasares orlados de cenefas de papel.

Rostro acuchillado con varios chirlos y jirones tan bien avenidos y colocados de trecho en trecho, que más parecían nacidos en aquella cara que efectos de encuentros desgraciados; mirar bizco, como de quien mira y no mira; barbas independientes, crecidas y que daban claros indicios de no tener con las navajas todo aquel trato y familiaridad que exige el aseo; ruin sombrero con oficios de quitaguas; capa de éstas que no tapan lo que llevan debajo, con muchas cenefas de barro de Madrid; botas o zapatos, que esto no se conocía, con más lodo que cordobán; uñas de escribano, y una pierna de dos que tenía, en vez de sustentar la carga del cuerpo, le servía a éste de carga, y era de él sustentada, por donde del tal corredor se podía decir exactamente aquello de que Tripas llevan pies; metal de voz, además, que a todos los ruidos desapacibles se asemejaba, y aire, en fin, misterioso y escudriñador.

En graciosas cenefas y en madejas ondeadas pendían las salchichas rojas como el pimiento de quien tomaban su afectado colorete, y las sartas de chorizos se entremezclaban con los perniles, acariciándolos suavemente con su piel crasosa.

Abre paso á este un grande arco de herradura, primorosamente cuajado de labor gótica relevada, en su archivolta y en su intrados, y despues de atravesarle se halla uno debajo de una bien perfilada bóveda ojival del siglo XVI. Otro grande arco gótico, levemente apuntado, adornado de molduras, cenefas y funículos, sobre pilares ornados de treboles, cenefas y columnillas platerescas de estrías espirales en la parte baja de su fuste, conduce á la fachada posterior del coro.

Adornaron las archivoltas con menudos pometados, inscribieron los arcos en vistosos y ámplios recuadros formados de muchas cenefas primorosamente labradas á cincel y punzon: pusieron en las enjutas grandes florones de nueva forma, en que campean y se enroscan sutiles vástagos prendidos á sus bayas, formando postas y ondulosas lazadas sobre fondo de espeso ataurique picado, á modo de culebras que se desnudan de sus escurridizas y pintadas pieles revolviéndose en un tapiz de flores.

No hay más estamento que el de procuradores, en que entrarán todas las clases de la sociedad. ¿Y dices que están pintando el teatro? , señora. Le han puesto unas cenefas amarillas y encarnadas que hacen una vista así como de escenario de titiriteros en feria... En fin, monísimo. Para esta festividad quiere sin duda el Sr.

En un momento se vio a la partida proveerse de palos de escoba, cañas, varas, con esa rapidez puramente española, que no es otra cosa que el instinto de armarse; y sin saber cómo surgieron picudos gorros de papel con flotantes cenefas que arrebataba el viento, y aparecieron distintivos varios, hechos al arbitrio de cada uno.

La bóveda gótica que rodea toda la obra alta, lleva en los tímpanos ojivales formados por el arranque de sus nervios, grandes bajo-relieves, y todos los pilares del lado del norte que la sostienen estan decorados con filetes formando enrejados, cenefas de circulitos, losanges y otras combinaciones. Ahora bien, esta misma amalgama se advierte en la decoracion del trasaltar.

Debe de estar en la cocina. Que suba inmediatamente. Entró en el boudoir, y yendo al espejo de cuerpo entero sostenido por dos pies derechos de madera dorada, se despojó del sombrero. Era el gabinete una pieza reducida, vestida toda ella de raso azul con cenefas de cartón-piedra imitando una guirnalda de flores.