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Actualizado: 29 de julio de 2025


Por falta de elocuencia dejo de pintar aquí el furor de Mutileder cuando de esto se hubo cerciorado. Ni Otelo ni el Tetrarca estuvieron después más celosos y furiosos. Pero nuestro bermejino no se limitaba a lamentos estériles. Siempre tomaba resoluciones y procuraba darles cima. La que ahora tomó fue la de matar a puñaladas a Echeloría y matarse él a renglón seguido con el propio puñal.

Varios pájaros nocturnos, en quienes el poeta personifica los malos instintos, celosos de «Chantecler», quieren exterminarle, y para ello le preparan una emboscada, en la que un gallo inglés, de espolones acerados, ha de darle muerte. «Chantecler», sin embargo, triunfa de su enemigo, y sigue á su faisana al bosque, donde espera vivir libre de envidias y de rencores.

Para la instrucción primaria hay varias escuelas de niñas y niños en la ciudad y en la casa de Beneficencia, a cuyo frente se hallan maestros suficientemente ilustrados y celosos por el aprovechamiento de sus discípulos.

Metílos en paz diciendo que yo quería aprender virtud resueltamente y ir con mis buenos pensamientos adelante, y que para esto me pusiesen a la escuela, pues sin leer ni escribir no se podía hacer nada. Parecióles bien lo que decía, aunque lo gruñeron un rato entre los dos. Yo me quedé solo, dando gracias a Dios porque me hizo hijo de padres tan celosos de mi bien.

También había cuchicheos secretos, al oído, entre aquel estrépito; rostros lánguidos, ceños de enamorados celosos, miradas como rayos de pasión.... Entre aquel cinismo aparente de los diálogos, de los roces bruscos, de los tropezones insolentes, de la brutalidad jactanciosa, había flores delicadas, verdadero pudor, ilusiones puras, ensueños amorosos que vivían allí sin conciencia de los miasmas de la miseria.

De esta manera, con incomparable gozo y júbilo de los españoles, se desterró y exterminó totalmente de toda aquella provincia de Santa Cruz de la Sierra esta infame mercancía, que apoyada de la codicia se había mantenido allí de pie firme, con gran dolor de los celosos.

El español miró á un lado de la mesa, luego miró al lado opuesto, y pensó: «Cualquiera diría que estoy entre dos maridos celososEn uno de los tés de la marquesa de Torrebianca conoció Robledo á la condesa Titonius, dama rusa, casada con un noble escandinavo, el cual parecía absorbido por su cónyuge, hasta el punto de que nadie reparase en su persona.

MARINO. Un respetable anciano pide permiso para entrar a hablarte. Se llama Crematurgo. Es el más rico capitalista del imperio. Ha hecho del modo más filantrópico la mayor parte de sus riquezas. Ha traficado en cierta clase de individuos, que ya dirigen en los alcázares los negocios más difíciles, ya sirven sin infundir recelos a los maridos celosos, ya cantan como serafines en las iglesias.

Por influencia del clima, como ocurre al indio, el moro es apático y abandonado; reservado y suspicaz, pocas veces á entender sus pensamientos, que oculta hasta en lo más insignificante y baladí. Celosos de su nobleza, que fundan en larguísimos abolengos, son extremadamente orgullosos.

Pocos pueblos, en las comarcas de orígen frances ó céltico, se han mostrado tan decididos y celosos por el mantenimiento de sus libertades como el de Lieja, siempre belicoso y valeroso, siempre enérgico en sus resoluciones, amante del trabajo, emprendedor y perseverante.

Palabra del Dia

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