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Actualizado: 5 de noviembre de 2025


En las horas de fuerte sol, mientras el viejo descansaba, iba la Borda de un lado a otro, mirando las bellezas de su familia, vestida de gala para celebrar la estación. ¡Qué hermosa primavera! Sin duda Dios cambiaba de sitio en las alturas, aproximándose a la tierra.

Necesitaba celebrar á su modo la prosperidad del buque. Y de esta prosperidad, lo más interesante para él era poder abusar del aceite y de la caña, sin miedo á recriminaciones en el momento de las cuentas. ¡Cristo del Grao, que durase siempre la guerra!... El tercer viaje de la América del Sur á Europa vino á terminarlo el Mare nostrum en Nápoles, donde desembarcó trigo y cueros.

Y venga de sacudirse con el pañuelo y venga de reir á carcajadas uno y otro. Con esto levantaron de nuevo la cabeza los viejos más atónitos que antes. Y ¡claro! fué necesario otro cuarto de hora para celebrar tan peregrina bromita. Mas al fin ¡oh dolor! no hubo más remedio que levantarse.

Pues ¿qué alabanza, qué encarecimiento bastará a celebrar a mi paisana, cuando despunta por lo habilidosa? ¡Qué guisos hace o dirige, qué conservas, qué frutas de sartén, y qué rara copia de tortas, pasteles, cuajados y hojaldres!

El pícaro del boticario colgaba a Serafina el milagro de esta conversión, y aun se atrevía a sostener que la señora doña Inés hacía la vista gorda y no se percataba de tal milagro, cuya comodidad y baratura no podía menos de celebrar en el fondo del alma.

Destinóse á celebrar el natalicio del infante, que después subió al trono con el nombre de Juan III, y tuvo tal éxito, que alentó al poeta á seguir con ardor la senda comenzada.

Así lo decretó el doctor López, y de resultas y como corolario de su decreto, envió a su hijo con cartas credenciales para todos los Soberanos de Europa, proponiéndose celebrar con ellos sendos tratados de paz, alianza, navegación y comercio.

Si mi dama, o, por mejor decir, mi pastora, por ventura se llamare Ana, la celebraré debajo del nombre de Anarda; y si Francisca, la llamaré yo Francenia; y si Lucía, Lucinda, que todo se sale allá; y Sancho Panza, si es que ha de entrar en esta cofadría, podrá celebrar a su mujer Teresa Panza con nombre de Teresaina.

La muchedumbre, oliendo a sudor y a tierra, agitábase en el mercado, bajo la luz de los primeros rayos del sol. Se abrazaban las hortelanas al encontrarse, y con la cesta en la cadera metíanse en la chocolatería a celebrar el encuentro; los labriegos formaban corro, y de vez en cuando iban a beber una copa de aguardiente dulce para tomar fuerzas.

En el año de 1558 lo encontramos en Segovia, á donde había acudido mucha gente á disfrutar de las fiestas, que se hicieron para celebrar la consagración de la nueva catedral, y por consiguiente un público numeroso para asistir á sus representaciones . Parece que en los años siguientes hubo también de visitar las ciudades comarcanas.

Palabra del Dia

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