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Actualizado: 29 de junio de 2025
Aquí no puede menos de haber algún misterio. Pedro habrá hecho alguna majadería en el cuadro. Ellas por sí estoy seguro de que no hubieran espigado. ¿Á qué asunto habían de espigar? Así que le tropiece me enteraré de lo que ha hecho, y ya verá usted cómo resulta lo que yo dije. La irritación de D. Primitivo cedió ante la esperanza de ver muy pronto cumplida su profecía.
Un maestro célebre le cedió la espada y la muleta en pleno redondel de la plaza de Sevilla, y la muchedumbre enloqueció de entusiasmo viendo cómo echaba abajo de una sola estocada al primer toro «formal» que se le ponía delante.
Soltó la pistola, que cayó en la alfombra con ruido mate, y estrechó a la mujer.... Cedió el talle de ésta como una flor tronchada, y hallose con Lucía exánime en los brazos.
Discutieron algunos minutos, cedió Sarto, envió un destacamento mandado por Berstein al palacio de Tarlein en busca del general Estrakenz, y el resto de la fuerza atacó furiosamente la gran puerta del castillo. Resistióles ésta unos quince minutos y cayó por fin, en el momento mismo en que Antonieta disparaba su revólver contra Ruperto.
Menchaca no estaba dispuesto a casarse, ni tampoco a dejar a Hortensia. La llenó de regalos y de joyas. Ella dijo que no a todo. O su mujer o nada. Menchaca prometió hacerla su mujer y Hortensia cedió. En el momento del matrimonio, Menchaca, que era voluble, se escapó del pueblo, dejando a Hortensia embarazada.
Más tarde, fatigado y quebrantadísimo por sus trabajos, cedió al consejo y mandato de médicos y confesores, y se cuidó y no abusó.
Apagué en seguida la lámpara que tenía en la mano y volví a colgarla del gancho fijo en la pared. Está obscuro. Se ha apagado la lámpara. ¿Tienes fósforos? dijo Bersonín. Pero había llegado el momento. Antes de que pudieran hacer luz bajé cuan aprisa pude los escalones y me lancé contra la puerta, cuyo cerrojo había descorrido Bersonín y que cedió al golpe.
Usted tiene una filosofía práctica y una visión clara de la vida. ¡Pero querría preguntarle algo más...! LA ENFERMERA. ¡Pregunte...! SITA. Hay una persona que me parece representar en este asunto el papel de víctima; se trata de la buena condesa de los Charmes... LA ENFERMERA. ¿Por qué...? SITA. Ella cedió su palacio, ella corre con los gastos de la empresa y, sin embargo, nadie le hace caso.
El escribano, como que podía poner un nuevo testimonio, cedió por curiosidad y por algunos ducados. Abrióse el cofre, y encontraron la carta en que don Pedro revelaba á su hijo que conociera á su madre por medio del aderezo de brillantes.
Rica perla de dos mares, si humilde la ofrenda es, tú ya ves que, inspirada en tu belleza y reflejando tu historia, tiene por timbre de gloria la sombra de tu grandeza. Años ha que mi navío, después de tender la lona y recorrer la ancha zona de la mar a su albedrío, cedió pío de mi afán al hondo anhelo. A tus playas se acercó y benigno me dejó, Manila, sobre tu suelo.
Palabra del Dia
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